Tocache enfrenta la ausencia de un relleno sanitario

A dos kilómetros de Tocache está “La Charapita”, pero no es una tortuga, ni un restaurante turístico, ni una discoteca, ni una laguna. Es el botadero municipal, al que van a parar diariamente (*) toneladas de basura que se generan en este caluroso pueblo, capital de una de las diez provincias de la región San Martín.

Y es probable que, a pesar de los esfuerzos de la Municipalidad Provincial de Tocache por enterrar los desechos orgánicos a cinco metros de profundidad, rociarlos con nitrato de calcio y volverlos a cubrir con maquinaria pesada, los efectos en el medio ambiente, tarde o temprano, pasarán factura.

La ausencia de rellenos sanitarios en la mayoría de poblaciones del país es notoria y es un problema que aún no ha sido resuelto por los altos costos que demanda su construcción y mantenimiento; unos dos millones de nuevos soles, en opinión de Viviana Sangama Flores, jefa de Zonificación Económica y Ecológica de la Municipalidad Provincial de Tocache.

Como parte del Plan Integral de Gestión Ambiental de Residuos Sólidos –que ha sido retomado luego de dos años- la municipalidad ha identificado tres áreas, una de las cuales puede convertirse en un futuro relleno sanitario, pero ese es un proceso largo. Y burocrático. Y costoso.

“Estamos esperando la respuesta de la Dirección Regional de Salud Ambiental, hemos efectuado un estudio de caracterización y selección de sitios para comprar un nuevo terreno, cuando tengamos la autorización podremos elaborar el perfil y expediente para un relleno sanitario”, afirma Sangama Flores.

Cruzarse de brazos, en estas circunstancias es lo peor. La municipalidad ha presentado un plan para la formación de abonos y la creación de un centro de reciclaje, que contó con el financiamiento del Proyecto de Desarrollo Alternativo Tocache – Uchiza (Prodatu II) y que espera la aprobación del concejo municipal.

EL BOOMERANG DEL MINSA

En el ínterin, el Ministerio de Salud denunció al gobierno local por “no dar un tratamiento adecuado” a los residuos del Hospital de Tocache y los establecimientos de Salud.

De acuerdo a la norma, señaló una fuente de la municipalidad, los residuos sólidos están seleccionados de tres maneras y con tres responsables: primero los residuos sólidos domésticos o comerciales, cuyo recojo es competencia y responsabilidad del gobierno local; luego los llamados residuos industriales, que son los desperdicios de las avícolas y otros negocios, los cuales son de responsabilidad directa de esas empresas; y los llamados residuos peligrosos que son los que salen de los hospitales, centros médicos y farmacias, los que son responsabilidad exclusiva del sector Salud.

Fue grande la sorpresa del responsable de la sub región de Salud, Rodolfo Villalobos, cuando su propia denuncia originó una sanción a su propio sector por no contar el Hospital de Tocache con un botadero acondicionado para la incineración y manejo de sus residuos.

El golpe al parecer fue duro, porque actualmente se están barajando nombres para nombrar a un nuevo representante del Minsa.

DATO

La acumulación inadecuada de residuos sólidos en las vías públicas eleva el riesgo de contraer enfermedades asociadas a ambientes insalubres por la proliferación de vectores contaminantes.

El polvo producido desde el botadero a cielo abierto y trasladado por el viento, puede portar agentes patógenos y materiales peligrosos. Además, los gases generados durante la biodegradación pueden incluir gases orgánicos volátiles, tóxicos y potencialmente cancerígenos.

La falta de tratamiento de lixiviados y gases en la etapa de disposición final, pueden causar daños ambientales que incluyen la contaminación de la calidad del suelo, de las aguas subterráneas y superficiales; y del aire de la zona.

La falta de programas de educación ambiental no permite mejorar las inadecuadas prácticas ambientales de la población, quienes arrojan los residuos en las vías públicas y hacen mal uso de los dispositivos de almacenamiento público (InfoRegión).

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