El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Ministerio de Agricultura y Riego se encuentra desarrollando el Proyecto PapaSalud, una investigación de catorce años de duración que ya ha empezado a producir variedades mejoradas de papas nativas con alto valor nutricional y medicinal y con posibilidades de negocio como colorantes naturales.
El estudio, realizado en la Estación Experimental Agraria “Andenes” del INIA en Cusco, tiene como finalidad reforzar e incrementar los contenidos minerales habitualmente presentes en ellas, como vitamina C, zinc y fierro; entre otros.
A la vez, PapaSalud intenta resaltar las propiedades antioxidantes de estas variedades: de comprobarse su alcance en laboratorios e instituciones de salud, servirían para enfrentar enfermedades degenerativas como el cáncer.
“Con esta propuesta el INIA intenta ampliar la mirada contemporánea sobre el cultivo y consumo de la papa nativa: no considerarla solo como un mero producto que debe alcanzar un mayor tamaño o que rinda más por hectáreas o que posea mayor resistencia a las plagas o las temperaturas extremas, sino también como una posible medicina ancestral y con mayores posibilidades nutritivas y económicas de las que ya se le conocen”, señaló Ladislao Palomino Flores, investigador del Programa Nacional de Innovación en Papa del INIA y responsable del proyecto, a INFOREGIÓN.
Por ahora se acaba de comprobar resultados en cuatro variedades de papas nativas: el clon 508110.14, el clon 509130.37, el clon 303851.210 y el clon 511188.88. El especialista a cargo calcula que en un año más se podrán presentar otras 40 variedades distintas de papas nativas mejoradas.
En estos momentos el INIA cuenta con cientos de familias y miles de progenies de papas –denominadas “clones de papas nativas mejoradas”– cultivadas en campo y de las cuales se esperan cosechas para evaluarlas. Las parcelas de prueba se encuentran distribuidas en las regiones Cusco, Apurímac, Junín, Pasco y Huánuco.
Mejoras. “Los casos de desnutrición y anemia suelen ocurrir entre los niños recién nacidos y las mujeres gestantes de zonas altoandinas del Perú. La presencia de fierro y zinc –que evitan la anemia y mejoran la capacidad cognitiva de los niños– en las papas nativas resultan cruciales para enfrentar estos problemas, mejorar las condiciones de vida de los productores y la salud de los consumidores en general”, anota Ladislao Palomino.
Lo usual es que los tubérculos contengan concentraciones de 8 a 26 mg/k de fierro y de 8 a 17 mg/k de zinc. Con las técnicas de mejoramiento genético del INIA, las dosis se han incrementado a 36 mg/k de fierro y 30 mg/k de zinc.
Ahora mismo también se espera medir el grado de absorción de las antiocianinas y polifenoles de las papas dentro del organismo humano para calcular su valor antioxidante. “Corroborar esto implicaría una alternativa para bloquear o neutralizar las células tumorosas al momento de su reproducción, con lo que se limitaría los procesos de metástasis cancerígenos –agrega el especialista de la estación experimental–. Lo cierto es que estamos retomando la etnobotánica para recuperar antiguos conocimientos andinos. No en vano estas papas nativas se denominan jampi-papas: papas remedio en quechua”.
Por último, estos productos significan una ventaja económica: no solo pueden ser procesados como hojuelas sino también como colorantes naturales dentro de la industria alimenticia, pues sus pigmentos de tonos variados –entre el rojo, amarillo, violeta intenso y azul– podrían aplicarse en yogures, gelatinas, caramelos y bebidas (INFOREGIÓN).