Simulacro de sismo fue acatado por la población con seriedad

El reloj marcaba las 12:00 del mediodía en todo el país cuando sorpresivamente sonó una fuerte alarma que consternó a la población de Aguaytía, en la provincia de Padre Abad. Se trataba de una sirena que emitía una señal de SOS ante el fuerte movimiento telúrico de 7.5 grados en la escala de Ritcher. Felizmente, sólo se trató de un simulacro.


 


La alarma indicaba que se estaban derrumbando los techos, las paredes se resquebrajaban y las pesadas vigas caían en medio del grito de los escolares, momentos precisos en que los estudiantes abandonaron las aulas a tropel, los profesores corrían en direcciones opuestas y las madres desesperadas pugnaban el ingreso al plantel.


 


A su vez, aparecieron el cuerpo de Serenazgo y miembros de la Marina de Guerra. Los brigadistas escolares desesperados llamaban a la unidad, una escena casi real que le tocó vivir a las diferentes instituciones educativas del país con motivo de simular la réplica de un sismo en fecha 4 de abril sincronizadamente en todo el país, con la finalidad de fortalecer una cultura preventiva y de inmediata atención ante los desastres naturales.


 


La población ni se lo esperaba pues no hubo mucha publicidad, ya que se trataba de medir en los escolares la respuesta ante este tipo de situaciones, como la vivida el 15 de agosto último en la región Ica. Por ello, el Ministerio de Educación aprobó recientemente las normas para desarrollar simulacros en todo el país.


 

Así, durante este simulacro realizado a nivel nacional, los monitores o responsables del sector Educación, en coordinación con las instancias descentralizadas de Defensa Civil de la localidad, garantizaron el éxito de las acciones. Al final, la evaluación a los centros educativos sobrepasó los 15 puntos gracias a la asistencia de los alumnos, el despliegue de las brigadas y la serenidad para sortear el peligro, como ocurrió con la Institución Educativa Julio C. Tello, de San Alejandro.