El Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Pronanp) planteó trabajar los temas de conservación de la biodiversidad bajo un enfoque de sostenibilidad financiera, canalizando y administrando recursos económicos de diversas fuentes, sostenibles y suficientes en el largo plazo, “que puedan ser distribuidos a tiempo y en forma apropiada para cubrir los costos totales de las áreas protegidas, para, de ese modo, asegurar una gestión efectiva y eficiente”.
Para lograrlo, es necesario asumir una visión integral de la conservación que genere puntos de encuentro entre los diversos actores, en su calidad de aliados de la gestión, informó el Pronanp a INFOREGIÓN.
“Ese es uno de los desafíos que el equipo técnico del proyecto Pronanp viene asumiendo, en el marco del convenio tripartito entre los gobiernos regionales, el Sernanp y Profonanpe. Esta labor se focaliza en el trabajo con los Sistemas Regionales de Conservación de Tumbes, Piura, Lambayeque, Amazonas, San Martín, Arequipa, Moquegua y Tacna, y en los cinco corredores priorizados”, afirmó la fuente.
ALIADOS DE LA CONSERVACIÓN
El Perú es uno de los diez países más biodiversos del planeta, su territorio cuenta con 84 de las 117 zonas de vida del mundo. El capital natural, a su vez, sustenta más del 50% del PBI, y más del 80% de las exportaciones. A pesar de esto, el Banco Mundial estima que el costo económico de la degradación ambiental en el Perú equivale al 4% del PBI nacional.
Bajo este escenario, hay empresas en el país que se benefician directa e indirectamente de nuestra biodiversidad y de los servicios y/o bienes ecosistémicos que esta provee. La mayoría de ellas tiene un efecto positivo, o negativo, sobre la naturaleza, el mismo que, de no evaluarse y atenderse, podría enfrentar futuros riesgos y pérdidas de oportunidades rentables.
Por ello, el Pronanp ha iniciado un trabajo de incidencia con las empresas ubicadas dentro del ámbito de intervención del proyecto, para establecer acuerdos y compromisos en torno a propuestas concretas de contribución sostenible a la conservación y al desarrollo. La mayoría desarrolla sus actividades en los sectores minería, agricultura, construcción y alimentos, principalmente.
CAPITALIZANDO OPORTUNIDADES
Quizás una de las oportunidades más prometedoras para la sostenibilidad financiera se encuentra en las actividades productivas que se desarrollan en las regiones y que requieren de los servicios ambientales que provee el ecosistema para asegurar sus operaciones.
Para ello, se viene facilitando el acceso a diversos recursos y programas del sector público y privado a través de alianzas estratégicas entre las instituciones (públicas y privadas) y gobiernos regionales. Es importante contar con acuerdos y compromisos de conservación claros y específicos con esos actores, bajo el convencimiento de que sin la conservación o manejo sostenible de los recursos naturales no es posible llevarlos a cabo.
El Programa de Actividades Económicas Sostenibles (PAES) es, por ejemplo, un fondo concursable dirigido a favorecer y fomentar espacios de participación local y de concertación entre los distintos actores públicos y privados en torno a la agenda local de conservación y desarrollo sostenible. Con este concurso se busca promover y apoyar proyectos productivos sostenibles a través de la colaboración económica y técnica en la implementación de los mismos.
Además, el PAES no solo sirve como un instrumento para la gestión ambiental regional y como un incentivo de trabajo para el alineamiento de estrategias, sino que, además, puede ser un dinamizador de propuestas de terceros que permita apalancar nuevos recursos locales. El proyecto viene impulsando esta experiencia en las regiones, y ha generado gran interés y aceptación entre los gobiernos regionales, locales, las organizaciones de productores y otras del entorno.
El Programa de Compensaciones para la Competitividad (Agroideas), es una significativa oportunidad que se viene impulsando pues a través de este programa, de carácter nacional, se busca elevar la competitividad de la producción agraria de los medianos y pequeños productores por medio del fomento de la asociatividad, gestión y la adopción de tecnologías agropecuarias ambientalmente adecuadas.
Como complemento a este programa se viene promoviendo la realización de diplomados en “Econegocios”, que permitirán capacitar a los pequeños productores para elaborar planes de negocio que puedan implementarse en las regiones con recursos de este programa.
Por otro lado, las iniciativas de apoyo a la competitividad productiva (Procompite), permite que los gobiernos regionales y locales puedan destinar hasta el 10% de su presupuesto para fortalecer a las organizaciones de productores, a través de la implementación de fondos concursables.
El acceso al Fondo Nacional de Capacitación Laboral (Fondoempleo), es otro mecanismo importante con el que se convoca anualmente a un concurso a nivel nacional para potenciar actividades económicas que promuevan el empleo y la empleabilidad.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
En todas las regiones, en mayor o menor número, está presente la cooperación internacional abordando acciones a favor de la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, sus intervenciones no están necesariamente articuladas a las Estrategias Regionales de Diversidad Biológica ni a las prioridades que las regiones tienen identificadas en este campo. Esto provoca desorden y dispersión de las inversiones, duplicidad y, en algunos casos, se les percibe como competencia de los gobiernos regionales.
Por ello, desde los recursos de la cooperación internacional se buscará de modo prioritario su orientación y alineamiento a esquemas de financiamiento mixto tanto con el sector público como con el sector privado, alrededor de iniciativas de conservación y desarrollo. Se facilitará, entonces, oportunidades por medio de las cuales las empresas verán la posibilidad de compartir recursos con la cooperación y así escalar en una intervención de mayor envergadura en los entornos. Como contribución a ello se están logrando planes regionales para la conservación, por toda fuente.
Las regiones, entonces, deben asumir su liderazgo marcando la pauta y hoja de ruta a seguir en conservación dentro de su territorio, alineando a su planificación los intereses y esfuerzos de la cooperación. Cuanto más articulado esté ese trabajo, más fácil será atraer y gestionar recursos para viabilizar la agenda de conservación de la región (Pronanp).