En la penúltima cita de la Mesa de Diálogo para el Desarrollo, los dirigentes cocaleros volvieron a demostrar que están en contra de los miles de humildes campesinos, a los que dicen representar, pues han rechazado el importante aporte económico para salud, educación y trabajo de los países cooperantes y ahora exigen que sólo el Estado, a través de los gobiernos regionales y municipales, aporte los recursos.
Pero no solo eso. También han pedido manejar, ellos mismos y sin ninguna supervisión, el presupuesto estatal que sería destinado para mejorar la calidad de vida de los campesinos.
La insólita propuesta ha generado profundo malestar entre los huanuqueños, quienes saben muy bien que la región no dispone de los fondos necesarios para realizar obras de infraestructura y proyectos sociales para los más pobres, mientras que la cooperación internacional sí los tiene y en los últimos años ha venido destinándolos en beneficio de miles de pobladores del Alto Huallaga.
Sistemas de agua potable, electrificación rural, asfaltado y afirmado de vías, postas médicas y campañas de salud, entrega de alimentos, así como capacitación para que los agricultores puedan exportar sus productos a mejor precio han sido brindados por técnicos de países amigos, sin costo para el Perú.
En contraparte, los dirigentes cocaleros asistentes, entre los que estuvo el alcalde del distrito del Monzón, Iburcio Morales, además de Eduardo Ticerán, no han presentado alternativas concretas y sólo se han dedicado a pedir la paralización de la erradicación de hoja de coca que va al narcotráfico, en lugar de pensar en soluciones modernas y efectivas al problema del hambre y las enfermedades.