La presidenta de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Carmen Masías, expresó su preocupación por los jóvenes que son captados por las mafias u organizaciones delictivas para que vendan droga en diferentes institutos, universidades e incluso colegios.
En diálogo con la agencia Andina, Masías manifestó que no necesariamente se trata de jóvenes consumidores de drogas sino de personas que provienen de familias disfuncionales o encuentran pocos espacios o actividades que los alejen del lado negativo de la sociedad.
«Se trata de una problemática paralela (al consumo de drogas), son jóvenes captados por las mafias para el tráfico de drogas. Venden droga en diferentes institutos, universidades o en la secundaria», dijo.
Masías citó que el 35 por ciento de la población penal del Perú está relacionada al tráfico de drogas y, de ese universo, la mayoría son jóvenes entre 20 y 30 años.
Indicó que Devida acompañó al Instituto Nacional Penitenciario (INPE) a 14 cárceles donde observaron que muchos casos eran originalmente solo de tráfico de drogas y que luego se fueron convirtiendo en adicción a drogas cocaínicas.
«El Ministerio Público viene trabajando también con estos chicos que han infrigido la ley en esta modalidad y que no necesariamente deben ir a cárceles», añadió.
La titular de Devida indicó que el presidente de la República, Ollanta Humala, les pidió que atendieran a los 4,000 jóvenes en esta situación en cárceles del Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). «Venimos trabajando allí de la mano con la Presidencia del Consejo de Ministros”, subrayó.
Mencionó que para enfrentar la problemática del consumo de drogas Devida viene trabajando en campañas como Familia Fuerte, que busca darle a los padres de familia métodos de crianza que sean firmes y al mismo tiempo cariñosos.
IMPORTANCIA DE LA FAMILIA
Consultado sobre este tema, el psicólogo del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro), Milton Rojas explicó que hay dos factores de importancia que exponen a los jóvenes a ser vulnerables a estas mafias: la familia y la zona en la que viven.
Una familia fría, disfuncional y distante suele tener un estilo de crianza que le enseña al niño a no tener responsabilidades, no respetar las jerarquías y, sobre todo, a no tener límites. Si llegan a la pubertad con esta idea, no es difícil que opten por el estilo de vida que puede ofrecer el trafico de drogas”, detalló.
Con respecto a la zona, Rojas manifestó que hay muchos distritos considerados de riesgo, según las investigación y la declaración de los mismos jóvenes en rehabilitación. «Crecer en estos lugares, respirando esta forma de vida, hace que se tome con naturalidad los peligros de la cocaína o la marihuana, y el ambiente turbio alrededor».
“Las drogas cocaínicas (clohidrato de cocaína o crack, entre otras) se encuentran con facilidad en ciertas zonas de Cercado de Lima, Breña, Callao, San Juan de Lurigancho y Asia. Las drogas sintéticas (como el éxtasis) ahora se venden por Internet y vía teléfono, lo que dificulta una investigación”, finalizó.