El ex primer ministro Juan Jiménez Mayor señaló el lunes que lo que hay es una reacción histérica de la gente en materia de seguridad ciudadana para afectar al gobierno. Aunque luego admitió que la frase fue infeliz. ¿Dónde estamos en realidad respecto a percepciones?
El fenómeno delincuencial está muy extendido en el Perú desde hace muchos años. El Barómetro de las Américas, que compara las tasas delincuenciales a partir de encuestas de victimización en 26 países del continente americano –incluidos EEUU, Canadá, algunos países del Caribe y los 18 latinoamericanos–, nos ubica en los tres primeros lugares en 2012, 2010 y 2008. Hace ya varios años las tasas de victimización –que miden el porcentaje de la población que fue víctima de un delito el último año– da cuenta de que tenemos un problema serio sobre todo de delito callejero. Este es muy elevado, y eso implica que tengamos una percepción muy alta de la situación de delincuencia. Esa misma encuesta da cuenta de que encabezamos la tabla de posiciones en alta percepción en inseguridad. ¿Por qué? Porque la victimización es alta y porque nuestra confianza en la Policía y en los Serenazgos, que podrían eventualmente protegernos de esa situación, es muy baja.
¿Cómo se explica que las cifras peruanas sean tan altas en las encuestas de victimización mientras que las cifras de homicidio en el Perú están entre las más bajas de Latinoamérica?
Son fenómenos distintos. La encuesta mide principalmente el fenómeno del delito callejero, de carácter patrimonial, y ahí nuestra tasa es muy alta. Ahora, ese fenómeno puede o puede no ser muy violento. En el caso peruano se está volviendo más violento. Es decir, la violencia que acompaña al delito tiende a incrementarse, y hay indicadores que así lo demuestran. Pero el indicador que mide violencia como tal, que es la tasa de homicidio, arroja niveles relativamente bajos en el Perú. Estamos sobre los países del cono sur que son los que tienen las tasas más bajas en América Latina, después de Canadá y EEUU que son los que tienen los niveles más bajos en todo el continente americano. Entonces, en términos comparativos, a nivel de violencia homicida, los resultados no son tan malos. Pero estamos en el límite de lo que la Organización Mundial de la Salud considera el inicio de una epidemia de violencia, es decir, a partir de 10 homicidios por cada 100,000 habitantes. Nosotros estamos como en 9, o sea, que tampoco es que estemos maravillosamente bien. Pero no tenemos la situación de países como Venezuela que tienen ambas cosas, la tasa de victimización muy alta y una tasa de violencia homicida también alta.
¿Qué factor juega el narcotráfico frente a las tasas de homicidio?
Lo que es bien sorprendente es que todos los estudios apuntan a que el principal factor asociado a la violencia homicida en América Latina –no es el único pero sí el principal– es el tráfico ilícito de drogas. Entonces tú dices, ¿cómo en el Perú y en Bolivia la tasa de homicidios puede ser baja? Esto probablemente estaría asociado a la ineficiencia de las instituciones de seguridad y de justicia en el Perú en enfrentar ese fenómeno. Digamos, la relativa laxitud con que trabaja el narcotráfico en el país no pone bajo presión a las organizaciones criminales y eso reduce la tasa de homicidios.
Lo cual es una tremenda paradoja. La conclusión sería ¿hay menos violencia porque se combate al narcotráfico con ineficacia?
Es lo que pasó en México. Durante mucho tiempo México tuvo tasas de homicidio muy bajas con un fenómeno de narcotráfico muy extendido. Cuando el gobierno decide enfrentar ese fenómeno se disparan las tasas de violencia porque hay esta presión sobre las organizaciones criminales que empiezan a reaccionar a la intervención gubernamental y pelearse entre ellas.
¿Esa puede ser, en un futuro, nuestra realidad?
Así es, sin ninguna duda.
Uno de los problemas de la lucha contra el crimen en el Perú es el de la ausencia de data útil. Las encuestas de victimización no dan detalles sobre cada crimen y la policía tiene un subregistro enorme en el Perú. ¿Qué se hace frente a eso?
Según la última encuesta de victimización del INEI –que es lo más serio y con mayor cobertura que tenemos a nivel nacional desde 2010– el año pasado solo el 12% de los delitos fueron denunciados. Es decir, de quienes respondieron que sí habían sido víctimas de algún delito y les preguntaron ¿denunciaste? solo el 12% denunciaron. Y lo más grave, de ese 12%, solo el 6% respondió estar satisfecho con la reacción de la policía ante su denuncia. O sea, no la mitad de los que denunciaron sino el 6% de ese total que fue solo de 12%. Eso explica, de alguna manera, por qué la gente no denuncia. Solo denuncia si tiene un motivo para hacerlo, es decir, los bienes que robaron fueron muy valiosos o hay un seguro de por medio. Si no, ¿para qué vas a denunciar? No hay confianza en la institución policial y no hay forma de acceder a ella fácilmente. En el caso de los Serenazgos la tasa de denuncia es muy alta. Claro, no hay forma de comparar porque lo puedes hacer por teléfono. La Policía se quedó en el siglo XIX o en la primera mitad del XX, tecnológicamente está muy atrasada. La primera encuesta que ha hecho el INEI sobre comisarías el año pasado da cuenta del tremendo atraso tecnológico que tiene la institución policial y ese es uno de sus más importantes desafíos.
¿Por qué se insiste con cosas que no funcionan?
Quizá porque hay muy poca evaluación de lo que se hace. Entonces no hay forma de decir esto no funciona. No tenemos una comunidad académica trabajando estos temas. Esta es una de las más grandes incógnitas, es decir, ¿cómo puede ser posible que un problema que es tan importante para la ciudadanía y tan determinante para los gobiernos sea de tan poco interés para la comunidad académica y la comunidad universitaria del país?
¿Y qué es lo que sí funciona?
Una de las cosas que funcionan relativamente bien son los Serenazgos, y las encuestas que hemos hecho en Ciudad Nuestra lo demuestran. Hicimos una encuesta bien interesante por distritos de Lima. Hasta entonces teníamos el promedio para Lima pero el promedio para Lima no le sirve a nadie porque los Serenazgos son distritales y las respuestas son distritales. Lo interesante es que los distritos con más baja tasa de victimización y con más baja percepción de temor son los que tienen mejores Serenazgos. Así de claro. En esos distritos la Policía también está bien vista porque si tienes un buen Serenazgo este trabaja de la mano con la Policía y si necesitas a la Policía, el Serenazgo te la trae. Entonces, para mí está clarísimo. El Serenazgo te soluciona el problema de la prevención, en parte porque tú necesitas, a través del patrullaje, prevenir el delito. Y si el delito ocurre necesitas tener una capacidad de investigación criminal. Eso es todo lo que necesitas. A nivel distrital, lo que hay en Lima y en otras ciudades del país, cada vez más, son los municipios haciendo vigilancia y patrullaje –bien, regular o mal–, dependiendo fundamentalmente de los recursos que tienen y de su capacidad de gestionarlos. El estudio que hemos hecho prueba que los primeros siete distritos más seguros gastaron 154 soles al año por habitante. Los últimos siete, los más inseguros, gastaron 14 soles al año por habitante. Es decir, diez veces menos. Entonces, la pregunta que nos hicimos es ¿cuánto costaría darles a todos los distritos de Lima lo que tienen en presupuesto los siete distritos más seguros?
¿Y cuánto es eso?
Alrededor del 0.9% del Presupuesto Nacional del año pasado. 900 millones de soles más o menos. Multiplícalo por 2 para cubrir Lima y las diez ciudades que le siguen y serían unos 1,800 millones de soles invertidos directamente en prevención.
No es poca cosa…
No es poca cosa, pero eso es lo que tú necesitarás para armar bien una de las patas de la seguridad. Ahora, el dato es este: el presupuesto del Ministerio del Interior el año 2000 era el 8.9% del Presupuesto Nacional. El año 2012 se había reducido a 4.9%. Ahora bien, digamos que en el caso del Ministerio del Interior se ha duplicado de 2000 a 2013, pero en un período en el cual el Presupuesto Nacional se triplicó. Entonces a lo que voy es que tendríamos margen para acercarnos al histórico del gasto. Es verdad que ese gasto de repente estuvo un poco inflado porque salíamos de la lucha contra Sendero pero, bueno, empezamos a estar otra vez enfrentando un problema crítico en la seguridad. Entonces deberíamos tener margen para hacer un esfuerzo de ese tipo. No de un año para otro, pero empezar.
¿Eso significaría hacer transferencias a los municipios más pobres?
Podrían ser transferencias condicionadas. Parte del problema es que no tienen recursos porque son más pobres, pero la otra parte del problema es que en Villa María del Triunfo, en San Juan de Miraflores o en Villa el Salvador la gente no paga los arbitrios. En Miraflores yo pago 11 soles al mes por arbitrio de seguridad. En San Juan de Miraflores pagaría por la misma propiedad más o menos 5 soles. Entonces, parte del problema es que los arbitrios de SJM son muy bajos pero la otra parte del problema es que no se pagan. Lo que podría hacer el gobierno central es hacer transferencias condicionadas al compromiso del municipio y los vecinos a poner la otra mitad. Parte de esa inversión, quizá una parte muy importante, es equipamiento, centro de comunicaciones, vehículos, cámaras, pero la otra parte bien importante es lo que les cuesta a los municipios comprar los francos a los policías. San Isidro, que es el municipio modelo, tiene 24 subsectores y en cada subsector tiene un vehículo a cargo de un responsable con su chofer y con su policía en los tres turnos. En cada subsector además tienes un sereno en moto y 5 o 6 serenos en bicicleta. ¿Por qué no replicar esto en toda Lima, como ya se hace en Miraflores o en San Borja? Parte del financiamiento podría ser en servicios que brinde el gobierno nacional a través de la dotación policial pagada todo el mes por el Ministerio del Interior. Hoy, Villa María del Triunfo, con un territorio que es siete veces más grande que San Isidro y con seis veces más población, solo puede contratar tres policías para las 20 unidades que tienen. Entonces la desigualdad que hay es tremenda. Yo creo que no hay que desmontar lo que hay en San Isidro. Lo que hay que hacer es el esfuerzo para seguir ese buen ejemplo. Eso, en lo preventivo. El gobierno nacional es el responsable de la seguridad, si esto es lo que está funcionando entonces empecemos a invertir en esto.
En investigación criminal, ¿cuando la Policía quiere encontrar algo lo encuentra?
Si hay poder mediático o poder económico o poder político involucrado, tal vez sí. Pero yo conozco gente con poder político y mediático que le han robado y no ha pasado nada. Es decir, casi no funciona la investigación criminal a ese nivel. La impunidad en el robo de domicilios es casi total. ¿Cómo hacemos para traducir esa capacidad de investigación criminal que tiene la Policía que llevó a desarticular a Sendero como se hizo –impecablemente bien– al nivel local? Por un lado un Serenazgo armado –con esta combinación con Policía que hay que hacer– y por otro lado una División de Investigación Criminal pensando en una Lima distrital. Lo que tienes ahora son 23 Dirincris cuando deberías tener 43, y hay distritos que deberían tener más de una. San Juan de Lurigancho debería tener 3 unidades de investigación, que trabajen de manera articulada con Serenazgo y la Comisaría.
¿Esas 23 cómo funcionan?
Muy mal. Las echó a andar el general Hernani cuando era ministro. Es muy buena idea. Pero él pidió un presupuesto, las echó a andar, se fue y se cortó el presupuesto. Pero yo creo que en Lima eso es lo que habría que hacer y también en el resto de grandes ciudades. Si tú consigues armar un buen equipo de investigación criminal por distrito –no necesitas mucha gente–, y si a eso tú le sumas para los temas macro fortalecer lo que tienes como Dirandro, Dircote, Dirincri, y desarrollar una mejor capacidad de inteligencia, eso no debería ser muy difícil. Habría que enfrentar, por ejemplo, todo el problema de los mercados de bienes robados. Para desarticular en ese nivel sí necesitas un enfoque conjunto.
El policía es central en una reforma. El policía peruano es un policía maltratado, mal pagado, pero es también un policía que desde que sale de la escuela tiene todos los incentivos para involucrarse con la corrupción. ¿Qué hacemos con el policía?
Yo vengo desde hace algún tiempo, desde Ciudad Nuestra, señalando que la recuperación de la Policía Nacional pasa por acabar con este régimen laboral y salarial tan pernicioso que tenemos, por el cual ciudadanos y gobierno le dicen al policía: “no puedo pagar lo que tú tienes que ganar y anda a buscártela”. Algunos se la buscan bien y otros se la buscan como pueden y en la práctica los policías están más preocupados en trabajar para terceros que en brindar un servicio público. Entonces no tenemos una policía de verdad, que sea una maquinaria funcionando las 24 horas.
Se hicieron anuncios, pilotos de compra de francos. ¿En qué quedó todo?
Es en parte un problema de recursos porque el gobierno se ha comprometido a aumentar los sueldos hasta en 80% pero sin exigir a cambio dejar de trabajar para terceros. Nosotros hemos hecho números para calcular cuánto le costaría al gobierno comprar el franco, es decir, la mitad del mes al sueldo de hoy. 15 días al mes a todos los policías, de rey a paje, 106,000 policías. La cifra está entre 1,200 millones y 1,400 millones de soles. Es decir, entre el 1.2 y 1.4 del Presupuesto General de la República del año pasado. Esa es la señal más importante que daría cuenta que finalmente estamos abordando el tema en serio.
¿Por qué hay tanta resistencia a hacerlo?
Lo ignoro porque nunca se dio una explicación. Parece que se utilizaron mal esos recursos y a los policías que se les compraba su franco no se les pagaba. Pero esa no es una razón para no hacerlo. Esa es una razón todavía adicional para insistir en transformar esta policía, y yo no veo la forma de hacerlo si no se empieza por resolver este problema.
«SE DEBE TENER UNA BUENA ESTRATEGIA PARA DEPURAR SIEMPRE LA INSTITUCIÓN»
Carlos Basombrío me decía que la policía está corrupta de arriba a abajo y que se tiene que buscar una solución a la colombiana con una purga masiva.
Yo creo que el primer desafío es este que te digo. El otro desafío transversal es tener una buena estrategia para limpiar la institución de manera permanente, e irla depurando. Comenzando con una buena depuración, sin ninguna duda. Y el otro tema transversal yo te diría es cómo gestiona más eficientemente los recursos. Yo creo que, digamos, la señal que necesitamos es la señal de un gobierno comprometido, o sea, no se lo pidamos al Ministro del Interior. Pidámosle al MEF, porque ese Ministerio es el decisivo para resolver este problema de acabar con el 24 x 24.
El Ministerio del Interior tiene el mayor presupuesto de su historia. ¿Por qué se no se usa para este fin?
El Ministerio tiene presupuesto para comprar equipo pero no tiene presupuesto necesario para acabar con el 24 x 24. Yo creo que lo que tienen que hacer es revisar los números, porque si se han comprometido en 5 años a incrementar el 80% lo que hay que hacer es condicionar ese aumento salarial a ir reduciendo gradualmente el trabajo para terceros o decidir que ya no subes a todos sino que va subiendo por regiones o por especialidad. Por ejemplo, arrancas con inteligencia y con investigación criminal para armar una buena estrategia. Y empiezas por comprarles el franco a las grandes unidades. Luego depuras, educas y reorganizas todo simultáneamente. A mí me da buena espina el hecho de que haya estado la semana pasada el General Naranjo acá con una misión de Banco Mundial. Naranjo fue cinco años Jefe de la Policía Nacional de Colombia, realmente una autoridad, una persona muy honesta y con gran conocimiento del tema. Entonces un proceso de este tipo con acompañamiento del Banco Mundial, de gente como Naranjo y que puede eventualmente involucrar la cooperación técnica de la propia Policía Nacional de Colombia, que es una de las instituciones de más prestigio en América Latina, es un buena señal.
Sabemos que el crimen se organiza en el hacinamiento de los penales en el Perú. Una inversión importante serían los grilletes electrónicos con monitoreo para sacar a todos los primarios sin sentencia, casi la mitad de las población penal. ¿Por qué no se hace?
Grilletes y todas las estrategias que nos puedan ayudar a reducir el 120% de sobrepoblación que hay en las cárceles, que en esas condiciones son lugares donde hay autoridad. Pero los datos que nosotros tenemos dan cuenta de un fenómeno bien interesante. En los últimos 3 o 4 años el 40% de la población penal no permanece en cárcel más de un año. Es decir, se va, y esa gente no se va con una sentencia. Se va con un cambio en la decisión del juez de privarlo de libertad. No sabemos si porque se dio cuenta de que se había equivocado o porque le pagaron o presionaron. Sería interesante ver qué pasa ahí, esa sería otra forma también de resolver el problema. Si se estuvieran equivocando los jueces, que se dejaran de equivocar, te ayudaría significativamente así como tener alternativas a la sola privación de libertad.
¿Algo que recomendar al nuevo Presidente del Consejo de Ministros?
La idea más importante es que el gobierno haga suya la solución y que exista el compromiso del MEF. En todo lo que es, por ejemplo, mejora de la gestión tú necesitas ahí los 10 o 12 mejores gerentes públicos del país. Y esa es una decisión que no la va a tomar Wilfredo. Es una decisión que tiene que tomarla el gobierno. El MEF puede ayudar a eso, poner los recursos. Es importante también que esté involucrado el Banco Mundial, porque hay un saber hacer del BM en términos de reforma del Estado. Este es un sector a donde no llegó la reforma del Estado. Entonces los mejores gerentes deberían estar ahí. Esto no lo puedes hacer solo con el Ministro, porque además ese es un Ministerio que está copado por la Policía. Lo que tú necesitas es construir un Ministerio para poder precisamente conducir y supervisar la acción policial; definir y articular el esfuerzo de la política pública en seguridad, pero en eso hemos retrocedido también. Le acaban de quitar al Ministerio del Interior esa responsabilidad y se la han pasado al Presidente del Consejo de Ministros, quien es ahora el que preside el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. Gran error, tiene que ser el Ministro del Interior, PCM ya está ocupada con muchas cosas.
¿No lo han llamado para ser Ministro?
No. Probablemente porque saben que no estoy disponible. (Rosa María Palacios/Cortesía La República)