Nuevamente un explosivo artesanal ha puesto al borde de la muerte a un civil inocente: el adolescente Tony Jhordy Lozano Domínguez, de 13 años de edad, quien durante el fin de semana recibió la descarga de un trampero en el brazo derecho cuando jugaba en su chacra, en el sector Huaca Mayo, caserío de Santa Rosa de Mishollo, distrito de Pólvora.
Inmediatamente, su madre, la señora Lucy Domínguez Tanta Poma, lo trasladó al Hospital Rural de Tocache, de donde fue evacuado de emergencia a Lima debido a que el centro de salud no contaba con el equipo necesario para sustraerle los 12 perdigones que se alojaron en su pulmón derecho.
El médico de turno lamentó la frecuencia con que se vienen produciendo este tipo de casos en perjuicio de la población civil sobre todo en sectores de sembríos de coca en donde se colocan tramperos (minas explosivas) sin tomar las precauciones debidas.
“Y lo peor es que el Centro de Salud no se encuentra debidamente implementado para intervenir en estas situaciones de emergencia”, lamentó
La primera víctima registrada este año fue el campesino cocalero Manzueto Domínguez Ulloa, de 37 años de edad, quien murió el 27 de setiembre tras caer en una trampa explosiva instalada por sus propios compañeros en un campo de cultivo de coca ilegal en Tocache. En aquella ocasión, la mina disparó una bala que se alojó en el vientre bajo del agricultor.
Dos días después, otra mina explosiva colocada al parecer por elementos narcoterroristas para evitar la erradicación de los cultivos ilegales de coca cobraron una segunda víctima: el niño Jimmy Moreno Viera, de apenas 12 años, quien pisó una mina cuando se dirigía a su chacra en el sector de Río Blanco, caserío de Pucará, cerca de Tocache, por lo que fue evacuado de urgencia en un helicóptero policial por la gravedad de sus heridas.