“Cambié la coca por cacao para poder vivir tranquila”

Doña Alma García tiene 61 años, de los cuales 20 dedicó a la comercialización de la hoja de coca en Tingo María. Fue durante los años 90, cuando los flagelos del terrorismo y del narcotráfico azotaban el país.

”Nosotros la comprábamos para venderla a cualquiera. Nos dejaba para vivir a diario, pero no podíamos gastar el dinero abiertamente, con libertad”, recuerda.

HUYERON DEL TERROR
Ante el avance del terrorismo que amenazaba con reclutar a sus cinco hijos, doña Alma y su esposo, Víctor Ruiz, deciden abandonar la efímera seguridad económica que había logrado su familia con la coca y se mudan a Pucallpa.

Con el poco ahorro del que disponían, compraron un terreno en Ucayali para dedicarse a la agricultura. “Sembrábamos fruta, pero no nos alcanzaba”, comenta la emprendedora.

Entonces, recibieron la invitación de Devida para cultivar cacao, palma aceitera o iniciar un negocio ganadero. Pero la comunidad a la que doña Alma y su esposo pertenecían se oponía al proyecto. Ella estaba segura de que el cacao les rendiría más que la fruta, así que tomó la oportunidad.

LLEGÓ LA OPORTUNIDAD
Gracias a la insistencia de doña Alma, su comunidad se ha convertido ahora en la Asociación de Cacaoteros Campo Verde, en Pucallpa, en la que ella preside el Comité de la Mujer.

García es, además, la encargada de gestionar las ventas de los chocolates hechos con el cacao que su gremio produce. Los granos que cultivan son vendidos a la empresa Sumacao, la que los exporta a chocolaterías suizas.

“Dejé la coca por el cacao y ahora puedo vivir tranquila. Ya podemos andar con la frente en alto”, asegura orgullosa doña Alma, quien la semana pasada estuvo en Lima en la Feria Expoalimentaria buscando clientes para su producto. “Contactamos a tres empresas”, cuenta.

Actualmente, la asociación Campo Verde logra cosechar 500 kilos de cacao por hectárea. “Nuestra meta es producir hasta cuatro toneladas por cada hectárea, y lo lograremos a partir de 2018”, finaliza.

DATOS
La familia Ruiz García recibe capacitación de Agroideas para incursionar en la siembra de palma aceitera.

La asociación cultiva cacao blanco, aromático y nativo, y ya ofrece chocolate de taza, choco maní y muss. (Alicce Cabanillas/Cortesía Perú21)