El Vraem después de Alipio y Gabriel

Como era previsible, después de la muerte de ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ el grupo terrorista se ha replegado –al igual que en la década de los 90– a las montañas del Vizcatán, exactamente al mismo lugar del cual se nos informó, después de la infausta operación Excelencia 777 de 2009, que ya había sido recuperado por las fuerzas del orden. La temporada de lluvias comenzará en pocas semanas más, por lo que es fácil prever que ‘José’ permanecerá en esta zona por un largo tiempo más.

Información de campo refiere que ‘Alipio’ habría sido reemplazado por ‘Olga’, de quien se sabe poco. Sin embargo, se le identifica por su carácter irascible y su destreza para planificar emboscadas, como lo hizo en Sanabamba (Ayacucho 2009). Aún no se sabe nada del reemplazante de ‘Gabriel’, podría ser el terrorista conocido como ‘Dino’, por el conocimiento que tiene del Ene y del paso que conecta Huancayo con la selva central, puntos de vital importancia para el abastecimiento de munición y víveres del grupo terrorista.

Las recientes capturas de colaboradores del senderismo en el marco de la operación Dédalo nos indican que la estrategia basada en la inteligencia operativa y electrónica (¡como debió ser siempre!) se está consolidando. Ahora bien, ¿esto significa que estamos cerca de liquidar al terrorismo del Vraem? Me parece que no. Va a ser muy difícil sacar a ‘José’ y a su fuerza principal de su actual guarida. Pretender entrar al Vizcatán, como se hizo en el anterior gobierno, sería una locura imperdonable.

Así las cosas, el principal problema en el Vraem sigue siendo el tráfico de drogas, que no disminuyó luego de la caída de ‘Alipio’ y ‘Gabriel’, como muchos agoreros predecían. Al contrario, se repotenció. En la parte del río Apurímac (Llochegua, Sivia, Pichari, Quimbiri, Santa Rosa) están procesando cocaína a todo motor y en el río Ene (valle Esmeralda, Maveni, Anacaro, Sonaquichari, San Juan de Mantaro y la carretera Quimaropitari) se han instalado narcoaeropuertos, desde donde despegan diariamente, de seis a ocho de la mañana, avionetas bimotor con dirección a Santa Cruz (Bolivia) y a Brasil.

Estas narcoavionetas se convierten en noticia solo si no pudieron despegar por exceso de carga o por fallas técnicas. El renacimiento de la ruta aérea de la droga es de conocimiento del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa, porque muchos de los aeropuertos están ubicados muy cerca de las bases antiterroristas, como la de valle Esmeralda. Suponemos que el oficial a cargo de esta base, además de solo observar cómo cargan las avionetas, se tomará la molestia de comunicar a sus superiores y estos al ministro de Defensa. Entonces, la pregunta cae de madura: ¿qué espera el gobierno para intervenir y evitar que se repitan escenarios como en la década de los 80?

El ingreso de la erradicación, aprovechando que el terrorismo se encuentra replegado, puede ser un buen comienzo, pero definitivamente no es suficiente para enfrentar a un enemigo que habría penetrado con sus dólares sucios a algunas bases militares.

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