Los asháninkas, el colectivo indígena más numeroso de la amazonía central pues lo integran cerca de 50 mil personas de 306 comunidades distribuidas al este del país, han sido víctimas de múltiples abusos que incluyen la trata de personas.
Durante el periodo 1986-1996, esta población sufrió graves consecuencias de la violencia terrorista de aquellos años. El Informe Final de la Comisión de la Verdad revela que por lo menos seis mil integrantes de la etnia asháninka falleció a causa de ella.
En julio de 2012, un operativo de la Policía Nacional rescató a un grupo de niños y adultos de la zona del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) que estaban siendo explotados por Sendero Luminoso durante décadas. A pesar del rescate, el Estado no estuvo preparado para atender sus necesidades, especialmente la de los adultos.
“Cuando finalmente se produce el rescate de estos adultos, raptados cuando niños, son sometidos a una especie de nuevo abandono ante la ausencia de políticas públicas para atender a este tipo de víctimas”, denuncia Ricardo Valdés, presidente de CHS Alternativo, ante INFOREGIÓN.
La población indígena en situación de cautiverio, fue sometida a la trata de personas es decir, fueron explotados física, psicológica y sexualmente. Así como a otra serie de delitos como el adoctrinamiento forzoso, homicidio se sus familias y otros abusos que deben ser tomados en cuenta para entender la complejidad de su situación.
CHS Alternativo, a través del documental Masas, busca hacer visible ante la sociedad y el Estado este problema, la situación de cientos de víctimas de trata de personas, especialmente las provenientes de las comunidades indígenas andinas y amazónicas, que no figuran en las investigaciones policiales ni en la memoria de la sociedad y para las que el Estado no ha elaborado aún una respuesta integral, señaló Valdez a INFOREGIÓN.