Una comunicación radial interceptada en mayo de este año fue el hilo de la madeja de la operación que acabó con la vida de Orlando Borda Casablanca, ‘Alipio’, y Marco Quispe Palomino, ‘Gabriel’, No 2 y 4 de Sendero Luminoso del Vraem, en el caserío de Pampas, en Huanta, al norte de Ayacucho, a las 21:30 horas del domingo 11.
‘Alipio’ le dice en quechua a un traficante de drogas de la zona que arribará “pronto a Llochegua”, jurisdicción vecina a Pampas.
Llochegua está ubicado a 525 metros de altura, al pie de las montañas del Vizcatán, y es un bastión del narcotráfico.
Y el traficante era un informante, un “fite”, de la inteligencia policial. Fue captado por la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), el año pasado, y luego puesto a disposición de la Dirección Antidrogas (Dirandro) y la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote).
Este “soplo” fue el que permitió emboscar a dos de los ‘narcoterroristas’ más importantes y sanguinarios del VRAEM.
EL RETIRO
La muerte marcó a ‘Alipio’ (46) y ‘Gabriel’ (37), cuando decidieron retirarse de la provincia de La Convención, en el Cusco, y desplazarse a Ayacucho, cruzando el río Apurímac, según inteligencia policial.
Ambos coincidieron en Cusco y ejecutaron el secuestro de 36 trabajadores del consorcio Camisea TGP, en Kepashiato, en abril del 2012, poniendo en vilo la seguridad energética del país.
Pero dos sucesos los empujaron a abandonar La Convención por donde pasa el gasoducto, de acuerdo a la Policía.
El 5 de septiembre de 2012, las fuerzas del orden abatieron, en Llochegua, a Víctor Crespo Ramírez (43), ‘William’, el segundo mando militar, después de ‘Alipio’ (CARETAS 2249).
Posteriormente, en diciembre del año pasado, ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ descubrieron que cuatro de sus secuaces habían sido captados por la inteligencia policial y desertado de la organización terrorista.
Con cuatro soplones en manos de la Policía era un peligro permanecer en el Cusco y, por otro lado, Llochegua debía ser “recuperada” por SL.
TRIANGULACIÓN ELECTRÓNICA
La Dirandro colocó tres poderosos equipos de interceptación radial, de onda larga y corta, en tres zonas estratégicas de Ayacucho para triangular las comunicaciones radiales de los terroristas.
Fue así como se intervino la conversación de ‘Alipio’ con el traficante-informante, en mayo. Pero era imposible determinar con exactitud la ubicación de los ‘narcoterroristas’.
A través de diversos informantes se supo que ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ –con unos 30 combatientes armados– se venían desplazando por las localidades de San Gerardo y Sol Naciente, en Sivia, distrito que colinda con Llochegua.
El 5 junio de este año, los terroristas intervinieron el campamento del Consorcio Vial Quinua, en el poblado de Tutumbaru, en Sivia.
Se apoderaron de 12,000 cartuchos de dinamita, lo que para la Policía fue una respuesta a la intervención, el 23 de abril de este año, de cuatro caletas en Junín, donde los subversivos ocultaban un verdadero arsenal: 30 rockets, cohetes S-5, cartuchos de dinamita, minas antipersonales Claymore y munición para fusiles israelitas Galil.
Luego, el pasado 23 de julio, los senderistas volvieron a incursionar en el Consorcio Vial Quinua y quemaron la maquinaria destinada al asfaltado de la carretera Quinua-San Francisco.
Fue un error político para los senderistas porque el sabotaje al asfaltado de la carretera generó un sentimiento de rechazo entre los pobladores del VRAEM que terminaría por costarles la vida.
ANFO Y DINAMITA
Los primeros días de agosto no hubo noticias de los terroristas. Ni una sola comunicación radial o llamada telefónica. Nada.
La Policía sospecha que los subversivos se desplazaron a las montañas de Vizcatán a celebrar el cumpleaños del líder ‘narcosenderista’ Víctor Quispe Palomino, ‘José’, el jueves 1 de agosto.
El martes 6, el “fite” soltó una bomba: ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ llegarían a su casa, en Pampas, entre el sábado 10 y el martes 13.
Una versión policial refiere que el narco engatusó a los terroristas diciéndoles que habría mujeres. Una propuesta difícil de despreciar.
La Policía “preparó” la casa. En la sala se escondió una batería, un cable eléctrico y un balde con anfo y dinamita capaz de volar el predio entero. Solo había que aguardar, como un lobo al acecho.
Colaboradores de las fuerzas del orden fueron “sembrados” en los poblados de Pampas y el vecino Nuevo Horizonte. Estos confirmaron la presencia de los terroristas, la noche del sábado 10.
El domingo 11, a eso de las 9:00 p.m., ‘Alipio’, ‘Gabriel’ y ‘Alfonso’ dejaron a sus hombres de seguridad dispersos a 10 minutos de Pampas e ingresaron al inmueble del traficante.
Está claro que querían estar solos, probablemente por las chicas.
Pero adentro aguardaba la muerte.
A las 9 y 30 p.m. se escuchó una tremenda explosión y la casa empezó a arder. El “fite”, advertido a tiempo, escapó del incendio.
LA BRIGADA DEL VRAEM
En la casa siniestrada, las dos patrullas combinadas de las FF.AA. y la PNP encontraron tres cadáveres carbonizados.
Tres desertores senderistas reconocieron a uno de ellos como ‘Alipio’ por su contextura y 1.72 metros de altura. En su poder se halló el arma que le fue sustraída al suboficial PNP Luis Astuquillca, durante su travesía de 17 días en la selva de Kepashiato, en abril del 2012.
Los mismos colaboradores de las fuerzas del orden aseguran que uno de los tres muertos es ‘Gabriel’ por una corona en su dentadura.
Los exámenes de ADN a los tres cuerpos se conocerán en 7 días.
El presidente del Comando Conjunto de las FF.AA., vicealmirante AP José Cueto, descartó que el artífice de esta operación haya sido la llamada Brigada ‘Lobo’ de la que negó su existencia.
Pero el lunes último, el propio presidente Ollanta Humala confirmó que el trabajo estuvo a cargo de una Brigada Especial de Inteligencia Conjunta, conformada por policías y militares en actividad, que fue creada el año pasado.
Esta brigada no tiene nombre ni partida de nacimiento oficial. Se conformó tras la captura de ‘Artemio’, en febrero de 2012, y la integran efectivos de la Dirandro, la Dircote, el Comando de Inteligencia y Operaciones Especiales Conjuntas (Ciocec), la Fuerza Especial Conjunta (FEC) y el Comando Especial Vraem.
Su articulador político es el viceministro del Interior, Iván Vega, quien reporta directamente al Presidente de la República.
Opera de la siguiente manera: la inteligencia es producida por la Dirandro, la Dircote y el Ciocec. Cuando hay un operativo específico, Vega convoca a comandos de las tres armas. Y cuando el trabajo culmina, estos retornan a sus labores habituales en las FF.AA.
Bajo este esquema de trabajo, la Brigada Especial de Inteligencia Conjunta ha propinado varios golpes de importancia a los Quispe Palomino: el rescate de un grupo de niños “pioneritos”, en junio del año pasado; la muerte de ‘William’, en septiembre de 2012; la destrucción del campamento de “Raúl”, en febrero de este año; la intervención de las cuatro caletas senderistas, en abril, y el hallazgo de la laptop de ‘Gabriel’, el 21 de junio de este año, entre otros operativos más.
Cada uno de estos golpes se hizo combinando la inteligencia de fuentes humanas con la inteligencia electrónica, a través de las interceptaciones radiales y telefónicas, y el incansable trabajo de campo.
Dos artífices, y tocayos por añadidura, son el jefe de la Dirandro, general Vicente Romero, y el jefe de la Dircote, Vicente Álvarez.
LA OPERACIÓN CAMALEÓN
La ejecución de la ‘Operación Camaleón’ fue manejada en secreto, al punto que ni el propio jefe del Comando Conjunto estaba al tanto. El vicealmirante Cueto se encontraba el domingo en Brasil.
Según fuentes confiables, se buscó proteger a los informantes que –como en el caso de ‘Artemio’ y la captura de la congresista oficialista Nancy Obregón, el martes 14 pasado– fueron determinantes.
Gracias a ellos, en buena medida, el SL del Vraem ha quedado herido de muerte, sin su aparato militar, responsable del asesinato de 220 militares y 56 policías entre 1999 y 2012 (CARETAS 2278).
Es cierto que ‘Alipio’ no era un Quispe Palomino, pero este ayacuchano de nacimiento, natural del pueblo de San José de Cecce, era un despiadado criminal que dirigió prácticamente todas las grandes emboscadas senderistas de los últimos 13 años.
Resulta paradójico que el más sanguinario estratega de las emboscadas ‘narcoterroristas’ del Vraem haya muerto de la misma forma: emboscado por un delator, un soplón de su propio entorno. (Escribe: Américo Zambrano – cortesía Caretas)