Pistas clandestinas de aterrizaje para avionetas, construidas por narcotraficantes para el envío de droga al extranjero, comenzaron a ser destruidas en la provincia de Oxapampa (Pasco) por la Dirección Antidrogas (Dirandro) de la Policía Nacional.
Los campos aéreos no controlados estaban instalados y acondicionados en medio de grandes extensiones de terreno con la fachada de ganadería y medían entre 800 y 1,000 metros de largo y en áreas cercanas a los ríos Pichis, Palcazú y Pachitea.
El valle Pichis – Palcazú abarca territorio de las provincias de Oxapampa y la provincia de Puerto Inca (Huánuco), habiéndose convertido en escenario geográfico de producción de coca, procesamiento de cocaína y zona de exportación aérea de la droga.