Nuevo crimen senderista en el Huallaga


Un nuevo crimen perpetró esta madrugada Sendero Luminoso en Tingo María,  en venganza por el exitoso operativo policial Volcán que en noviembre pasado desarticuló la columna senderista que comandaba Epifanio Espíritu «JL» y detuvo a seis de sus integrantes.



En esta oportunidad, cinco encapuchados, provistos de armas de largo alcance, ingresaron   violentamente en la madrugada  a la vivienda de Macario Espíritu Paico de 50 años  y tras acusarlo de «soplón   y traidor» lo asesinaron a él y a su hijo mayor Mario Espíritu Exalto de 20 años.


 


El crimen se registró en la localidad de Supte Alto a unos 13 kilómetros de Tingo María, en la carretera que viene de Huánuco.


 


Macario Espíritu se dedicaba a la agricultura y en su humilde vivienda criaba a cinco hijos.    


 


Familia amenazada 


El crimen fue denunciado por su esposa quien entre sollozos, reveló los detalles del asesinato y demandó garantías para ella y sus menores hijos, debido a que había recibido amenazas de muerte por parte de los sujetos que asesinaron a su esposo y a su hijo.


 


Reveló que  los encapuchados ingresaron a su vivienda en momentos que todos dormían y tras insultarlos y acusarlos a todos de soplones y traidores, arrastraron al padre y al hijo mayor hasta un descampado cercano en donde los acribillaron.  


 


Ante la desesperación de la madre, los criminales también se llevaron a otro de los hijos, Camilo, de 13 años, a quien no mataron pero obligaron a presenciar el asesinato de su padre y su hermano mayor.


 


Desprotegidos


Con este nuevo crimen, se eleva a siete las víctimas de la venganza de «Artemio» el jefe senderista del Comando Regional del Huallaga y se evidencia la desprotección de la población frente a las incursiones de los grupos armados senderistas.   


 


Tres días después de la muerte de «JL», «Artemio» mandó asesinar a Jaime Lozano de 24 años de edad, acusándolo de haber avisado a la policía de la presencia de la columna senderista en la zona y el pasado fin de semana pasado ordenó la muerte de cuatro miembros  de una misma familia cerca de Aucayacu, una de las cuales, de 20 años fue la conviviente de su lugarteniente Hector Aponte «Clay» abatido  en un enfrentamiento con la policía en febrero del 2006.