Algo huele muy mal en el Caso Choy, en la fuga del complejo judicial de Lurigancho de delincuentes involucrados en el crimen del periodista de esta casa editora y en la muerte de estos a manos de la policía. Así lo entiende el general PNP (r) Gustavo Carrión, director general de la Policía Nacional entre el 2003 y el 2004 y presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) en los períodos 2000-2001 y 2007-2008.
— ¿Qué opina de la muerte de Lindomar Hernández ‘Puerto Rico’ y Édgar Lucano Rosas?
Suena a exagerada coincidencia que hayan muerto los dos que podían haber revelado el nombre del autor intelectual del asesinato del periodista Luis Choy Yin. Primero se fugan, luego desaparecen y al final son abatidos. Habrá quienes vean que hay algo más allá.
— ¿Qué habrá?
¿A quién le interesaba que desaparecieran? Esto da pie a la suspicacia, a pensar que hay alguien que no quiere que su nombre aparezca. El delincuente sabe cuándo ya está perdido. No suele enfrentar a la policía si no tiene posibilidad de escapar. La prensa debe averiguar qué pasó. La policía dirá que ha sido una operación exitosa. ¿Quién sale librado de todo esto? El autor intelectual de la muerte de Choy.
— ¿Pero usted qué piensa?
Había la volada de que en este caso estaba metido el tráfico de drogas. No creo. Los cárteles de la droga no habrían permitido que esos sujetos escapasen de la cárcel. Habrían mandado a que los mataran en el penal.
— El propio ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, dijo que en la fuga hubo corrupción policial.
El tema principal en la policía no es la falta de equipos ni de vehículos, sino la corrupción, que se ha instalado como cultura funcional en la institución. Se deben tomar medidas dramáticas en la policía. Hay que refundarla. No tiene sentido encargarle a la policía que se autorregule, autocorrija o autorreforme porque va a dar demasiadas concesiones al cáncer que se ha apoderado de ella.
— ¿Cómo acabar con la corrupción policial?
Tendría que nombrarse una comisión de notables del país, que indague qué policías son corruptos para que sean removidos sin que tiemble la mano. Ya Colombia sacó a 3.500 policías. También tendría que darse una norma por la cual el Poder Judicial, que también tiene corrupción, no admita los procesos de reincorporación de esta gente.
— ¿Cree que Pedraza debería dar un paso al costado?
No me gusta decirle a la gente qué debe hacer con su dignidad y su ética. Finalmente, la figura del ministro resulta irrelevante frente a la corrupción tan grande que hay en la policía. Si él sale, vendrá otro. Si no hay decisión política de sanar a la institución seguirán desfilando ministros que no podrán hacer nada con una policía atravesada por la corrupción.
— ¿No debemos sorprendernos si pronto hay otra fuga?
Pasará cierto tiempo y otra vez habrá noticias como estas. El INPE también está comprometido con la corrupción. Los presos se escapan de dependencias policiales. Esto es incontrolable. Si en la PNP se invierten 800 millones de soles en equipamiento, eso no servirá si los equipos son usados por policías corruptos.
— ¿Qué debe abarcar la voluntad política de la que habla?
Si hay que modificar normas, la Constitución, el Código Penal, si hay que dar leyes específicas, hay que hacerlo. No valen medias tintas como un nuevo reglamento disciplinario de la policía,el cual, ya se comprobó, no disuade a los malos policías.