El VRAE nuevamente en la escena

Los hechos de Tutumbaru del pasado 05 de junio donde se reportó la incursión senderista en este campamento del Consorcio Vial Quinua que está encargada de los trabajos de asfaltado de la vía hacia el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE), tiene antecedentes en ciertos sucesos que se reportaron días anterior como el ingreso de un grupo de sediciosos a la comunidad de Putis (en las alturas de Lima) y la aparición de pintas en la carretera hacia Tambo, en la zona conocida como Apacheta; podrían darnos elementos que permiten suponer que existe capacidad de desplazamiento de las columnas senderistas en espacios territoriales en las cuales aun tienen amplio dominio, mientras tanto las estrategias de las fuerzas armadas así como las policiales se ven reducidas e ineficaces.

Como suele suceder, de tiempo en tiempo ocurren sucesos como el de Tutumbaru. Pues el año pasado también sucedió el secuestro de trabajadores del Gas de Camisea en la región Cusco (cuyo desenlace ya conocemos todos) así como la incursión de los remanentes de sendero en un campamento de trabajadores de Camisea donde quemaron un helicóptero y dejaron algunos mensajes, hechos que pusieron en el escenario nacional y en la agenda política el problema que aun no terminan de resolverse: las remantes de sendero luminoso del VRAE que ponen en zozobra a nuestras fuerzas armadas y policiales y, generan inseguridad en el VRAE en convivencia con el narcotráfico, escenario que no permite trabajar las acciones de desarrollo que requiere este espacio territorial.

Para todos, los gobiernos que llegan al poder y mientras permanezcan en ellas, el VRAE siempre resultará ser una papa caliente que no sólo incomoda sino que genera -de tiempo en tiempo- un sisma político por las falencias de las fuerzas armadas, quienes hasta el momento -a pesar de la cantidad de fondos públicos que se ha destinado para su trabajo en el VRAE- tienen magros resultados de su accionar y realmente no son alentadores.

Estamos a pocos días de cumplir seis años de haberse iniciado con las acciones combinadas de las fuerzas armadas en el VRAE.

Inicialmente se desplegó las acciones militares como parte del Plan Excelencia 777, que mas que resultados trajo bajas en las fuerzas armadas y sus resultados también dejan mucho que desear.

Pero como para ponerle el ojo crítico se detectaron una serie de irregularidades y hechos de corrupción vinculados a compras irregulares de chalecos en muy mal estado que no sirven para ser utilizados por los militares en un escenario de guerra como se vive en el VRAE.

Los remanentes de sendero luminoso del VRAE amenazan y seguirán con esa lógica de amedrentamiento y quizá con mayor de fuerza, porque lo que hicieron en Tutumbaru fue una acción milimétricamente planificada que puso a prueba a la estrategia de acciones inmediatas que puede desplegar la policía en estas circunstancias.

Como ya pudimos constatarlo, los resultados ciertamente no son lamentables, porque no hubo pérdida de vidas humanas aunque si heridos, pero vemos que nuestras fuerzas policiales aun no han logrado dominar el territorio inhóspito del VRAE.