Los cronistas y las legendarias tradiciones dicen que el Paititi habría sido una ciudad llena de riquezas, sobre todo, de oro, escondidas en la selva amazónica al sur del Perú, probablemente en Madre de Dios.
En Madre de Dios, el Perú guarda un gran tesoro, como dice la leyenda del Paititi, un lugar privilegiado lleno de riquezas naturales: el Parque Nacional del Manu (PNM). Millares de hectáreas que van desde las montañas de la Cordillera de Paucartambo, Cusco, y pasan por punas y bosques nublados de selva alta, para llegar hasta la selva baja de la provincia del Manu. Se trata de una muestra representativa de la diversidad natural y cultural del país.
Paraíso diverso
El Manu alberga más de 1.000 especies de aves, más de 220 especies de mamíferos y más de 210 especies de peces. No en vano, muchos consideran al parque como la mayor reserva natural tropical del mundo y la más rica en diversidad biológica. Para tener una idea: en apenas una hectárea, es decir, 10.000 metros cuadrados, se identificaron 250 variedades de árboles.
Allí se observan especies como el jaguar, nuestra ave nadional el gallito de las rocas, y fauna amenazada, como el único oso andino (el oso de anteojos) y la nutria gigante. La fauna, flora y cultura hicieron que el sitio fuera denominado reserva de biósfera y, posteriormente, en 1987, por su excepcional valor universal, Unesco lo catalogó como Patrimonio Natural de la Humanidad.
Buenos vecinos
Es un área con gran diversidad cultural representada por poblaciones indígenas agrupadas en tres categorías: comunidades nativas, indígenas en contacto inicial y nativos en aislamiento voluntario. El parque es hogar de alrededor de 2.300 habitantes entre yoras, mashko-piros, matsiguenkas, harakmbuts, wachipaeris, yines, tayakomes y yomibatos, además de una asociación de agricultores. Todos ellos son prueba viviente de la relación entre el hombre y la naturaleza en el afán de conjugar la conservación con el desarrollo sostenible.
Turismo
Este “verdadero Paititi” permite el ingreso de visitantes con fines científicos, educativos, turísticos y culturales. Es uno de los 18 principales destinos turísticos del país, pues es un espacio que alberga muestras representativas de ecosistemas andinos, de ceja de selva y selva baja, además de las manifestaciones culturales ancestrales de poblaciones indígenas.
En peligro
Como en la época de los conquistadores, muchos quieren apropiarse del territorio y sus tesoros. El Manu está bajo amenaza por colonos que buscan tierras donde asentarse e iniciar actividades de agricultura migratoria; cazadores ilegales y traficantes que comercializan carne, pieles o ejemplares de fauna silvestre (que se cotizan como mascotas en la capital). Están también los madereros ilegales, quienes talan selectiva e indiscriminadamente los árboles de maderas más valiosas. El parque cuenta con el apoyo encomiable de los guardaparques, quienes cuidan hoy este tesoro natural, como los antiguos y legendarios guerreros, pese a los limitados recursos.
Oro mortal
La creciente minería aurífera ilegal en la región Madre de Dios destruye, deforesta, crea caos social y delincuencia y contamina con mercurio ríos, suelos, bosques y peces de consumo humano. La explotación ilegal del oro es la más grande amenaza para este parque, pues ya empieza a sentirse. Este miércoles 29 de mayo – 40 aniversario del PNM –, es una gran oportunidad para relanzarlo como destino turístico internacional y generar recursos para el país, la región y las poblaciones que habitan y son vecinas del parque. Paradójicamente, a los tesoros naturales, al “verdadero Paititi” hay que protegerlo del oro.
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