Delgada, de corta estatura, entra sonriente, discreta, casi desapercibida. En minutos, la intensidad del tono de su voz, el brillo que despiden sus ojos inteligentes y su presencia pequeña pero dinámica domina la entrevista. Habla rápido, enfatizando con los ojos y las manos. Solo a veces pausa y se toma más tiempo para reflexionar.
Dispara dardos verbales con decisión, especialmente cuando se refiere a las autoridades mexicanas, que incluyen la Procuraduría General de la República (fiscalía federal), la Secretaría de Gobernación (Interior) y la Policía Federal, dependencias que para ella han destacado por su ineficiencia y “cinismo” en lo relativo a la protección de los derechos humanos e integridad física de los periodistas.
Es Anabel Hernández, reconocida periodista de investigación y autora de “Los Señores del Narco” (2010), donde expone los nexos de la clase política, policiaca y empresarial mexicana con el narcotráfico, particularmente con el Cartel de Sinaloa y su líder Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, a quien la DEA considera el narcotraficante más poderoso de todos los tiempos; y “México en llamas” (2013), que narra quiénes fueron los cómplices del ex presidente Felipe Calderón; la farsa de su guerra contra las drogas; las cartas de los secuestradores que cortaban orejas, manos, dedos, y los sobornos a Genaro García Luna cuando era jefe de la Policía Federal en 1998 y 1999. Hasta 2011, Hernández (Premio Pluma de Oro de la Libertad) fue la reportera estrella del diario digital Reporte Índigo, donde destacaban sus polémicas portadas sobre los atropellos e ilícitos de García Luna; sobre el “Palacio de los Excesos” del gobierno federal; sobre la asesoría del ex presidente Vicente Fox a la campaña de Enrique Peña Nieto, entonces aspirante del PRI a la presidencia, entre otras.
Hoy, la periodista “más valiente” de México, “chiquitita de estatura pero de gran corazón”, como dice el corrido que lleva su nombre, está enojada y no lo esconde.
Le quitan los escoltas
“Son absolutamente cómplices de los homicidios de los periodistas porque son igual de responsables el que tira el gatillo y el que, siendo autoridad, permite que eso suceda”, afirma, contundente, a IDL-Reporteros.
Habla de quienes tienen el deber de proteger su vida, luego de que una fuente le revelara un plan de García Luna para matarla haciéndolo pasar por accidente, robo o secuestro.
El “odio” de quien fuera el funcionario engreído de Calderón hacia ella, dice, nació cuando se enfocó en documentar actos de corrupción y de complicidad con la delincuencia organizada de él y otros altos funcionarios.
Tras denunciar al ahora ex ministro ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el entonces fiscal de la Ciudad de México y ahora alcalde Miguel Ángel Mancera, le ofreció escoltas 24 horas al día.
Todo así hasta hace unas semanas, cuando le anunciaron que la “medida cautelar” concluiría en junio. La razón: al gobierno de la Ciudad de México no le “competía” esa responsabilidad.
Fue entonces que la Junta de Gobierno del llamado “Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas”, que incluye a Gobernación, fiscalía federal, CNDH, legisladores y otras autoridades, decidió estudiar su caso.
En una primera reunión el pasado dos de mayo, la Junta decidió reevaluar el plan de protección “previo a la conclusión de dicho periodo” en junio. Analizará ofrecerle protección de una agencia federal, en la que Hernández no confía porque sospecha que está coludida con García Luna. Aunque en el escrito, la Junta asegura que también revisará la propuesta del Gobierno de la Ciudad de México de “prestar una escolta permanente”, Anabel desconfía:
“Ésta es una clara muestra de por qué siguen matando impunemente periodistas en México. Y entiendo que puede ser una respuesta a mis fuertes críticas planteadas a la Junta el 26 de abril pasado en la audiencia que tuve ante ustedes para plantear mi caso”, les escribe por email. Se refiere a su ponencia ante esa Junta donde “fui a reclamarles su incompetencia por todos los periodistas asesinados, como los compañeros torturados y descuartizados en Veracruz; como el [caso] de Regina Martínez, asfixiada por estrangulamiento hace un año en Veracruz”.
Desconfianza no gratuita
México ocupa un infame octavo lugar en el mundo en casos de impunidad en crímenes y agresiones contra periodistas, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
Entre diciembre de 2006 y diciembre de 2012, al menos 14 periodistas fueron asesinados en represalia directa por su labor, dice el CPJ. Hace unas semanas, la oficina en México de Artículo 19, una organización internacional que defiende y promueve la libertad de expresión, también recibió una carta con amenazas. Y son las mujeres periodistas las más vulnerables, según Orfe Castillo, coordinadora de Solidaridad y Acción Urgente en Mesoamérica.
No sorprende entonces la desconfianza de Hernández. “No les estoy pidiendo lo que no me pueden dar. Solo pido que el gobierno del DF no me retire los escoltas que me concedió (la fiscalía capitalina) hace cinco años”.
“Si fracaso y me convierto en una víctima más, no va a ser mi fracaso. Va a ser el fracaso de todos los que están aquí sentados”, les dijo.
Una vida fragmentada
Hablar del efecto que ha tenido todo esto en su vida personal no es tema fácil para Anabel, madre soltera de dos hijos, de 16 y de tres. Pero lo enfrenta. Confiesa haberse quedado encerrada en su casa por temor. Confiesa también haber perdido productividad. “Ha sido un desgaste emocional, anímico, de productividad muy alto…”.
¿Has tenido miedo?
Si yo no hubiera tenido que perder tanto tiempo quedándome encerrada en mi casa, en tener miedo, en no buscar más fuentes de información para no ponerlas en peligro, hubiera sido más prolífica.
¿Cómo ha afectado todo esto a tus hijos?
La enfermera me decía ‘si no te concentras en tu bebé, lo vas a perder’, y mi hijo nació bien pero prematuro. Ahora de tres años, me queda claro que está profundamente afectado y me preocupa cómo se va a reflejar más tarde. Mi hija parecía que podía aguantar la presión pero está en plena adolescencia, quiere ir a fiestas, al cine y no puede… ¿Quién me devuelve eso? ¿Cuántos años tendrían que pagar estos corruptos para repararlo?
¿Cómo vive esto tu madre, tu familia?
Mi madre tiene 74 años y padece de diabetes. Me ha pedido que ya no (investigue) más… Mis hermanos me reclaman porque estoy involucrando a mi familia. Yo me tomo largos tiempos, dos o tres meses, con mi familia sola, para tener algo de cordura, algo de paz; caminar en las calles de algún país del mundo, tranquilamente, vivir libre…
¿Cómo te ha cambiado esta experiencia?
Me volví más incisiva. Entre más me presionaban, más aguerrida. Esta cacería que emprendieron contra mí lo que me arrojó es que estaba en la ruta correcta, que debía seguir investigando. Y no voy a parar…
¿Considerarías vivir fuera de México?
El nunca no existe pero si algún día (sucede) es porque a mí se me dio la gana, no porque nadie me quiera correr de mi país; ni los delincuentes ni el gobierno… Si algún día me voy es porque a mí me conviene…
¿Tienes momentos de desencanto, de basta ya?
Eso me lo reservo pero algún día espero escribir al respecto -hace un pausa, reflexiona y contesta- No es que seamos fuertes sino que tenemos tanto miedo de perderlo todo que no nos queda más que luchar.
¿Ser mujer ha influido en tu caso?
Siempre pensé que la persecución de García Luna y de sus policías corruptos tenía que ver con lo que estaba publicando pero ahora sé que no solo me odia por mis reportajes sino también por ser mujer.
¿Cómo lo sabes?
Por la manera en que se expresaba sobre mí por ser mujer; sus comentarios soeces, lo que iba a hacerme por ser mujer.
García Luna será el más visible, sobre quien ella tiene evidencias de que se quiere vengar de su trabajo, pero no es el único. El objetivo de su pluma es la corrupción, ese fenómeno tan común no solo en México, sino también en América Latina, que pocos periodistas enfrentan con tanta valentía. Su trabajo en la adversidad, que busca una cultura de honestidad y transparencia, estorba a los poderosos. Y cuando se tiene éxito (“Los Señores del Narco” fue uno de los títulos más vendidos en México en 2010), peor aún.
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