El narcotráfico tiene que ser enfrentado con contundencia, con las armas de la legalidad y la colaboración de todos los ciudadanos y las empresas privadas, porque no solo amenaza la seguridad, sino que sus actividades ya equivalen al 1% del Producto Bruto Interno, y en las provincias donde actúa con mayor libertad es casi el 50% del movimiento económico.
Su presencia ha crecido en los últimos años, principalmente porque ha logrado corromper funcionarios, introducir dinero sucio en el sistema financiero y comercial, y amedrentar, hasta asesinar, a sus oponentes.
Tenemos que reaccionar ya. No hacerlo nos conducirá a vivir la situación que están padeciendo países como México, donde en los últimos siete años se calcula que el combate contra los carteles de la droga ha cobrado la vida de unas 50 mil personas y ha causado pérdidas por unos US$ 40,000 millones. Por eso, siempre nos pondremos del lado de las acciones que tiendan a disminuir el crimen organizado, como el control anunciado por la Sunat sobre las más de cuatro mil empresas que comercializan insumos químicos, uno de los principales componentes para elaborar cocaína. La medida afectará a las compañías formales que respetan la ley, pues se incrementarán sus costos por los nuevos trámites que han de realizar y las medidas de seguridad que han de adoptar, pero por ahora no vislumbramos otro camino. Además, por fin se ha decidido actuar después de tantos años de haberse estado reclamando una disposición de este tipo.
No obstante, y muy lamentablemente, esta acción legal y técnica anunciada por la Sunat no bastará, pues siempre habrá un grupo de empresas que insistirá en transferir las 380 mil toneladas de químicos que necesita el narcotráfico para fabricar drogas. Si es así, los contribuyentes reclamaremos al Ministerio Público, al Poder Judicial y a la Policía Nacional, que cumplan su papel a cabalidad, sobre todo ahora que contarán con mayor y más detallada información.
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