A muchos sorprendió que el ex presidente Alan García reaccionara tan airadamente hace un par de semanas, cuando el programa de TV Cuarto Poder denunció que, según la comisión investigadora del Congreso que preside Sergio Tejada, el gobierno aprista había concedido un número desproporcionado de indultos a narcotraficantes.
García respondió de inmediato, de manera desusadamente agresiva, atacando directamente a la pareja presidencial. Y después dio entrevistas a muchos medios de comunicación y volvió a aparecer en conferencia de prensa con todos los que fueron sus ministros de Justicia.
Parecía exagerado. Pero no lo era. García conocía algo que el público no sabía y que ahora han revelado reportajes de El Comercio y La República.
Por supuesto, después de esos descubrimientos, García desapareció de la escena. Incluso sus mastines se escondieron. En una respuesta organizada por el propio ex presidente, aparecieron solo los eslabones más débiles de la cadena, José Facundo Chinguel y Manuel Huamán.
GRANDES NARCOS
Manuel Huamán Montenegro, un cabecilla del narcotráfico, militante aprista, sentenciado a 8 años de prisión, fue “uno de los promotores y tramitadores de rebajas de condenas” de la comisión de indultos del gobierno de Alan García. (Óscar Castilla, “Condenado por narcotráfico integró comisión de indultos”, El Comercio, 10.4.13).
Huamán “fue el operador legal del capo Herless Díaz”, según El Comercio. La banda de Los Norteños se hizo famosa cuando en 1995 la Policía incautó en Piura el alijo de cocaína más grande jamás descubierto, tres toneladas y media que iban a ser exportadas a México. Jorge López Paredes y Herless Díaz, líderes de la banda, fueron condenados a cadena perpetua y 30 años, respectivamente.
Después de salir de la cárcel, Huamán, con espíritu emprendedor, constituyó un estudio con otros abogados que también trabajaban en la comisión de indultos, que estaba infestada de apristas. (Gerardo Caballero, “Casi la mitad de los facilitadores de la otrora comisión de indultos eran apristas”, El Comercio, 11.4.13).
Varios de los que obtuvieron su libertad por las gracias presidenciales de Alan García eran apristas. Y volvieron a las andadas. (María Elena Castillo, “4 reos que salieron de prisión y reincidieron son del Apra”, La República, 11.4.13).
EL GATO DE DESPENSERO
Los argumentos de defensa de los apristas son ridículos. Huamán dice que se rehabilitó en la prisión. José Facundo Chinguel sostiene que no hay ningún obstáculo legal para que haya hecho lo que hizo.
Como bien ha anotado Claudia Cisneros, habría que decirles “que así como un ex terrorista no puede enseñar en un colegio o un ex pedófilo en un nido, un ex narcotraficante ¡No puede asesorar a un gobierno sobre beneficios a narcos!”. (La República, “El Apra: desesperado control de daños”, 12.4.13).
Los apristas son expertos en mentir, tergiversar y desviar la atención. Pero esto los va a afectar, por más cabriolas y piruetas que realicen.
El gobierno va a tratar de sacarle provecho al tema, sin duda. García es uno de los rivales más fuertes que tendría Nadine Heredia el 2016. Pero que haya un interés político no implica que las denuncias sean falsas o inconsistentes.
¿Hasta dónde han llegado?
El Perú es el primer productor de cocaína del mundo. Se fabrican alrededor de 321 toneladas al año y se incauta poquísimo, 17 toneladas según los últimos reportes de Naciones Unidas. Colombia y Bolivia producen menos cocaína pero incautan mucho más.
El problema fundamental es la corrupción de las instituciones encargadas de perseguir el narcotráfico, la Policía, el Poder Judicial, la fiscalía, el sistema penitenciario.
Hay zonas del país que están fuera del control del Estado. En Puno impera el narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando, la trata de personas. En Madre de Dios la minería ilegal, la tala ilegal, el narcotráfico, la trata de personas. En el Vraem el narcotráfico, la tala ilegal.
Y todos esos negocios ilícitos y muy rentables ¿no han penetrado también la política? ¿Los gobiernos regionales y municipales son inmunes? ¿Los congresistas son de otro planeta?
Hace poco en Madre de Dios derrocaron al presidente regional. Su reemplazante se inauguró exhibiéndose con un congresista de la región apodado “Comeoro”, gestor de intereses de la minería ilegal, que acababa de ser sancionado por el congreso, y había salido de la cárcel para instalarse en el Parlamento.
En este contexto ¿podemos sorprendernos por lo ocurrido en el gobierno aprista con los indultos a narcotraficantes?
El asunto debería llevar a una discusión en serio de hasta dónde el crimen organizado ha penetrado la estructura del Estado y la política. Si el tema permanece en las sombras como hasta ahora, si las autoridades y los políticos miran para otro lado, es precisamente una prueba de que el crimen organizado ha invadido profundamente las instituciones.