En el ‘pico a pico’ en tweeter que tuvieron luego de las elecciones por la revocatoria Mauricio Mulder y Luis Favre, el segundo le dijo al primero una cosa muy interesante, de la cual se ha comentado poco luego de los comicios. Al inicio de esta campaña, le decía Favre a Mulder, el “Sí” superaba al “No” por 30 puntos. Una ventaja impresionante y que parecía absolutamente imposible de remontar. Luego de la elección hemos estado más concentrados en lo ajustado de la victoria del “No” y en la revocación de los concejales de Fuerza Social, y hemos perdido de vista la impresionante remontada de Villarán sobre sus rivales.
Sin duda, en ese resultado ambos personajes tuvieron algo o mucho que ver. Favre es el artífice de una magnífica campaña que lo confirma como un gran publicista (sin él creo que Ollanta Humala no hubiera ganado las elecciones presidenciales). Mulder también puso su grano de arena por el “No” al hacer visible, con sus continuas apariciones, que detrás de una campaña aparentemente cívica en defensa de la ciudad estaba la vieja política y personajes desprestigiados ante la opinión pública. Pero una campaña de medios, con todo lo valiosa que demostró ser, es solo una herramienta de la lucha política (y vaya que la revocatoria fue una campaña política en la que se enfrentaron diferentes fuerzas pensando en el 2016).
Los perdedores políticos, sin duda —se ha dicho hasta el cansancio—, son Castañeda y Alan García. Más el primero que el segundo. La imagen del ex alcalde queda tremendamente magullada de cara a futuras elecciones (no olvidemos el desastre que fue su campaña presidencial del 2011, en la que arrancó primero y terminó quinto), pues se ha mostrado como un perfecto representante del tipo de políticos que la ciudadanía desprecia. Nada está dicho hasta que ocurre, pero ya no tiene el 2014 tan sencillo.
Al otro lado, las ganadoras son cuatro mujeres. En primer lugar Susana Villarán, que tuvo que enfrentar una campaña durísima de prestigio y hasta de denigración personal. Eso de referirse a ella como “la Villarán” me parece un síntoma muy revelador de ese desprecio machista por la primera alcaldesa mujer elegida en Lima que predominó en la campaña. Mérito suyo el haber logrado sobreponerse a un aluvión que, en algunos momentos, parecía todopoderoso.
En segundo lugar Lourdes Flores, que adecentó la usualmente inmunda política peruana. En casi todos los lugares del país, la persona que pierde las elecciones se convierte en el cuchillo revocador del alcalde en funciones. La campaña que ella perdió con Villarán fue durísima y, sin embargo, ella tuvo la grandeza de ponerse por encima de lo adjetivo y actuar con convicciones. La última semana aportó los votos de indecisos que definieron la elección.
En tercer lugar Anel Townsend, que lideró la campaña política en las calles y los medios con gran profesionalismo y disciplina. Junto con Favre, tuvo un rol muy importante en la recuperación significativa que puso al “No” tan cerca de “Sí” en las últimas semanas. Townsend ha regresado a la política peruana por mérito propio.
Por último, Marisa Glave, paradójicamente revocada, pero que cumplió un papel crucial como defensora inteligente y convincente de la gestión municipal. Después de muchos años surge una figura de izquierda con imagen renovada. Ojalá que sepa desligarse de caudillos tradicionales y de las posiciones anacrónicas de la vieja izquierda, para que pueda expresar el tipo de izquierda moderna que el país necesita.
El escenario más probable es que se convoque a nuevas elecciones. Ello ratifica lo absurdo de este proceso revocatorio. Iríamos a votar en noviembre otra vez, para elegir a regidores, una función usualmente anónima y, la verdad, muy poco relevante como para justificar que millones de personas tengan que ir a las urnas y el Estado gastar otros 100’000.000 de soles.
Ahora bien: en ese escenario, Susana Villarán tendrá que hilar fino para que el resultado de esas elecciones no impacte sobre su victoria política de marzo y, menos aún, en el año de gestión que le queda en el 2014. Recordemos que su partido, por graves errores políticos, perdió la inscripción en el 2011 y que depende de otras fuerzas para recomponer el Concejo Municipal.