Mientras el mundo aprende a valorar la perspectiva que las mujeres tienen del manejo forestal, los investigadores, conservacionistas y los responsables del diseño de políticas todavía están tratando encontrar formas para integrar estas opiniones en su trabajo.
Un nuevo informe del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) tiene como objetivo orientarnos en ese sentido. Luego de revisar 40 años de bibliografía y ubicar a los investigadores con experiencia relevante, Carol Colfer y su coautora, Rebakah Daro Minarchek, pudieron dividir las metodologías existentes, para abordar la investigación de género y manejo forestal, en tres categorías amplias, correspondiendo cada una de ellas al nivel de recursos disponibles.
El enfoque óptimo, según las investigadoras, es el enfoque amplio, participativo, de múltiples niveles, donde investigadores bien capacitados y calificados, comprometidos a estar permanentemente involucrados en las vidas de los pobladores de las comunidades, se esfuerzan por lograr un desarrollo beneficioso de largo plazo. Sin embargo, además de recursos financieros y experiencia, esto demanda mucho tiempo, algunas veces décadas.
“Aunque reconocemos la existencia de una serie de limitaciones de tipo institucional y financiero para llevar a cabo este tipo de trabajo, consideramos que es este enfoque el que probablemente resulte en mejoras, tanto para el medio ambiente como para el bienestar de hombres y mujeres”, dijo Colfer.
Además, sostuvo, la menor cantidad de tiempo que supuestamente demandarían los otros dos enfoques, es, con frecuencia, una quimera. El enfoque sistemático, académico (que usa documentos existentes, análisis cuantitativo y cualitativo y metodologías interpretativas) es ideal para aquellos que tienen acceso a experiencia significativa en el área de las ciencias sociales.
La mayoría de las veces estos resultados son publicados en revistas especializadas revisadas por pares.
Y, para aquellos que cuentan con recursos limitados existen los métodos rápidos y sencillos, donde el investigador va al campo para llevar a cabo un sondeo rápido de los intereses y metas de las personas. Tal vez no sea lo ideal pero es mejor que la falta total de información sobre género.
“En cualquier caso, a menos que usted mencione explícitamente a las mujeres y los hombres cuando recaba información, las personas con frecuencia ignoran a las mujeres”, advirtió Colfer.
“Por lo general, cuando las personas abordan los temas de las personas y los bosques, a menudo conciben a la comunidad como una masa homogénea que va a interactuar con los bosques de la misma forma”.
No todos los usuarios forestales han sido creados de la misma forma
Décadas de investigación han demostrado una y otra vez que, además de desempeñar un papel importante en el uso del bosque, las mujeres y los hombres valoran los bosques de formas muy diferentes. En lugar de explotar los recursos (la madera, los animales de caza y las riquezas minerales), en muchas áreas las mujeres han reconocido desde hace mucho tiempo el valor de llevar a cabo actividades más sostenibles, como la recolección de frutas comestibles y el aprovechamiento de plantas medicinales. En algunas partes del mundo, también participan mucho más activamente en la comercialización de productos forestales no maderables, como nueces y la mantequilla de karité.
Lamentablemente, el papel que el género desempeña en los bosques es raramente abordado en el ámbito político.
Esto se debe en gran parte a la situación de desventaja a nivel mundial en la que se encuentran las mujeres en comparación con los hombres, algo que solo ahora está empezando a ser reconocido, habiendo creado una serie de instituciones, como elInstituto Internacional sobre Políticas Alimentarias y el Instituto para la Transición Ambiental y Social, índices que miden las desigualdades.
Aun así, esto no nos muestra cómo solucionar el problema.
Incluso a los investigadores experimentados en cuestiones de manejo forestal, que reconocen la gran contribución que las mujeres pueden hacer, les cuesta librarse de ideas preconcebidas que giran principalmente en torno a la familia y la salud.
“Todos los sistemas que conocemos no son equitativos con las mujeres”, dijo Colfer, “de modo que se trata de un tema que a la gente le cuesta abordar”.
Aunque se han producido una serie de documentos sobre las mujeres y los recursos naturales, la investigadora ignora la existencia de documentos que se relacionen específicamente con los bosques.
Es exactamente este motivo lo que hace que el informe Women, men and forest research. A review of approaches, resources and methods for addressing gender sea tan especial.
“Sentí que existía la necesidad de producir algo que fuera más largo que un artículo debido a la cantidad de material que existe en comparación con la época en que empecé a trabajar en el campo a principios de los ochenta, y los análisis son ahora muchos más sofisticados”, sostuvo Colfer el día en que el mundo celebró el Día Internacional de la Mujer.
“Cada vez somos más conscientes de que no solo necesitamos reconocer que las mujeres tienen diferentes tipos de participación en las actividades productivas, sino que también necesitamos analizar aspectos como las diferencias de poder y las interacciones entre hombres y mujeres. Cuanto más sabemos acerca de las mujeres, más complejos se tornan los sistemas”.
Salvando los bosques con un estetoscopio
Existen muchos aspectos que afectan a las mujeres y que no están obviamente relacionados con los bosques, como la violencia contra las mujeres (algunas mujeres enfrentan represalias por llevar a cabo actividades legítimas fuera del hogar) o la necesidad de planificación familiar.
“Si queremos que los bosques prosperen, necesitamos una densidad de población relativamente baja en el área”, manifestó Colfer.
“Si queremos que las mujeres tengan acceso en condiciones de igualdad a la educación, generación de ingresos y el poder político, necesitamos permitirles que ellas asuman el control de su fertilidad –y existe una gran demanda de control de la natalidad”.
Una serie de iniciativas, como lo señaló Colfer en un estudio anterior de CIFOR, está tratando de integrar la conservación y la salud humana.
Por ejemplo, las mujeres que viven en los exuberantes y biológicamente diversos bosques de Borneo en Indonesia, son vulnerables a contraer enfermedades pulmonares debido a que preparan los alimentos con leña, un problema que se ve exacerbado cuando los incendios para desmontar tierras cubren la región con un humo denso que ahoga.
Debido a que prácticamente no tienen facilidades para acceder a servicios de salud formales (hay pocos médicos, clínicas o remedios), las mujeres se ven obligadas a viajar grandes distancias en carreteras en mal estado para casi cualquier cosa, desde una visita rutinaria al médico hasta una emergencia médica. Esto puede costar mucho dinero, tanto que en ocasiones puede arruinar a una familia financieramente, forzando a algunos a dedicarse a la tala ilegal, mientras que otros queman el bosque tropical para desmontar terrenos para cultivos y plantaciones plagadas de pesticidas. Las cuencas, antes limpias, se ven contaminadas y las inundaciones dañan a los campos y caminos y agravan las enfermedades.
Se trata de un circulo vicioso, uno que la organización indonesia no gubernamental, Alam Sehat Lestari (ASRI), basada cerca del Parque Nacional Gunung, trató de abordar estableciendo una clínica móvil de alta calidad.
Además de ofrecer control de la natalidad gratis, diagnósticos asequibles y servicio de ambulancia, esta ONG ofrece capacitación en agricultura orgánica. No es necesario pagar los tratamientos con dinero en efectivo. Los pacientes y sus familiares pueden en su lugar dar abono para el jardín de la clínica o semillas para el área destinada a la reforestación.
Integrando el género en la “buena ciencia”
Colfer reconoce que ella y su colega apenas si han empezado a abordar el tema con su último informe, pero es un primer paso.
Cristina Manfre, autor de un manual recientemente publicado por CIFOR y vinculado a este tema, está de acuerdo. En Integración del género en la investigación forestal, expone los numerosos pasos que los investigadores pueden tomar para garantizar que las perspectivas sobre género sean incluidas en su trabajo.
Ella espera que la investigación permita llenar el vacío y rectificar muchos de los desequilibrios de la vida diaria de las personas.
“¿Como involucramos a las mujeres en la gobernanza? El gobierno formal, la gobernanza de recursos y la gobernanza en el hogar –quién lleva a cabo qué tipo de trabajo y quién se beneficia”, dijo Manfre.
“En última instancia se trata de la división del trabajo: quién decide qué persona lleva a cabo qué tarea”.
Esto demanda trabajo colaborativo a largo plazo con comunidades, explicó. Solo entonces es posible implementar las políticas eficientemente.
“La integración del género”, dijo, “es buena ciencia”