La presidenta ejecutiva de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida Sin Drogas (Devida), Carmen Masías, informó que en 15 días se debe aprobar un programa de desarrollo para las zonas cocaleras. Este programa, adelantó, se iniciará en el valle del Monzón (Huánuco), vinculado por décadas a la economía del narcotráfico.
Parte de esta estrategia, aseguró, incluye el acceso a los progamas sociales del Gobierno, la implementación de cultivos alternativos a la hoja de coca y el desarrollo de las capacidades productivas y de gestión de los gobiernos locales.
Masías destacó que después de mucho tiempo de abandono estatal y presencia del narcotráfico, los habitantes de las zonas cocaleras podrán insertarse en la economía legal .
En el caso del Monzón, aseguró que este valle “ha sido por mucho tiempo tierra de nadie” y agregó que, a diferencia de los gobiernos anteriores, la actual administración gubernamental ha entrado a la zona para enfrentar al narcotráfico.
ERRADICACIÓN Y PROGRAMAS
La primera etapa del programa de desarrollo de las zonas cocaleras, indicó Masías, se ejecuta desde hace un tiempo. Se trata de la erradicación de los cultivos ilegales de hoja de coca. La segunda y tercera etapa contemplan la implementación de cultivos alternativos y de los servicios y programas sociales del Estado. También el desarrollo de capacidades en gestión y productividad local.
Masías señaló que Devida coordina con diversos ministerios para llevar al Monzón –ubicado en el Alto Huallaga– programas sociales como Juntos y Pensión 65. Se prevé, además, instalar oficinas del Banco de la Nación, la Sunat y el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (Reniec).
VOLUNTAD DE CAMBIO
La representante de Devida aseguró que su institución realizará los esfuerzos necesarios para asegurar la presencia inmediata de los programas sociales en la zona, en particular de los de desarrollo alternativo del café y del cacao.
Aseguró que este acercamiento del Estado a la población del Monzón se logra no solo gracias a la voluntad política del actual gobierno, sino a la voluntad de cambio de la propia población que busca desligarse de la economía cocalera.
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