Informe europeo revela que redes del narcotráfico se expanden por nuevas rutas y territorios

El Internacional Crisis Group, ICG, centro de análisis de conflictos de Bruselas, publicó hoy un informe sobre la situación actual de la lucha antidrogas en el que señala que ha resultado insuficiente una década de políticas aplicadas para detener el flujo de cocaína de Colombia, Perú y Bolivia hacia los dos más grandes mercados de consumidores, Estados Unidos y Europa.


 


Por ello demandó la modificación de dichas políticas para avanzar en la guerra contra el narcotráfico.


 


En informe publicado por el diario El Comercio, se destaca que “la disponibilidad y la demanda de cocaína se han mantenido estables en Estados Unidos y han crecido en Europa, y señala que “ni Estados Unidos ni la Unión Europea ni los gobiernos del Perú, Colombia y Bolivia, principales actores de este problema, están dando en el clavo” en la lucha antidrogas.


 


De acuerdo al informe, los Estados Unidos y la Unión Europea desperdician tiempo y recursos, sin desarrollar una política coherente y concertada y en cambio las redes del narcotráfico están cada vez mejor financiadas y armadas, se expanden por nuevas rutas y territorios, azuzan conflictos sociales y armados en el campo y agravan la inseguridad en las ciudades.


 


«Pese al despliegue de grandes esfuerzos y recursos, las políticas antidrogas de Estados Unidos, la Unión Europea y los gobiernos latinoamericanos no han dado resultados», enfatiza el informe del ICG.


 


Mauricio Ángel, analista del ICG, explica que para reducir de modo eficaz la oferta de cocaína «urge que Estados Unidos y la Unión Europea dirijan sus esfuerzos a desarrollar políticas más claras y contundentes que proporcione mejores alternativas de cultivo a los campesinos de Colombia, el Perú y Bolivia, que cada vez producen más pasta básica y clorhidrato de cocaína.


 


Para ello señala que los proyectos de desarrollo alternativo deben ir acompañados del mejoramiento de las infraestructuras y de medidas para promover la comercialización de productos alternativos, para que los campesinos  desistan de retornar al cultivo de la hoja de coca.


 


El IGC estima indispensable reducir el consumo de cocaína en los principales mercados consumidores, Estados Unidos y la Unión Europea, y que los gobiernos del Perú, Colombia y Bolivia, determinen las prioridades del desarrollo alternativo y las maneras como éste se debe llevar a cabo, al tiempo que plantea  impulsar también la erradicación voluntaria para atraer a los campesinos a la legalidad.


 


El informe insta a los países productores a mejorar sus políticas de lucha contra el narcotráfico para  evitar  que los campesinos se alejen de la legalidad y el Estado de Derecho, al tiempo que alerta que en Bolivia, se corre el riesgo de que los cárteles criminales actúen impunemente aprovechándose de las políticas del gobierno de ese país, destinadas a defender el consumo ancestral de la hoja de coca».


 


Según cifras del zar antidrogas estadounidense, en el 2007 el volumen de producción de cocaína habría aumentado en un 40%, es decir habría pasado a unas 1.400 TM, pues entre 2003 y 2006 la producción de cocaína fue de mil toneladas métricas anuales, 620 TM provenientes de Colombia, 280 TM del Perú y 90 TM de Bolivia, según datos del IGC en la ONU y en la Oficina de la Casa Blanca para el control de las drogas


 


A la par, las redes del narcotráfico han extendido sus tentáculos hacia nuevas zonas para abrir nuevas rutas y nuevos mercados: «Venezuela es un país de tránsito cada vez más importante para la cocaína colombiana, destinada a Europa vía el oeste de África y hacia Estados Unidos, a través de México y el Caribe”.