Acusadores ineptos

Ayer, la opinión pública o el sector que se encuentra siguiendo la noticia vinculada al proceso que se sigue al alcalde Amilcar Huancahuari por la utilización para fines personal de la maquinaria de la municipalidad de Huamanga, estuvieron atentos a la audiencia de prisión preventiva contra Huancahuari que se desarrolló en la sala del Juzgado Anticorrupción de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho. Al final del día, el juez Carlos Huamán -tras un trajinado día de exposiciones y defensas- falló en contra del pedido realizado por la fiscalía anticorrupción sobre la detención preventiva del alcalde de la provincia de Huamanga.

Lo real de todo lo que ha sucedido ayer en el Juzgado Anticorrupción es que los representantes de la Fiscalía Anticorrupción no fueron contundentes es demostrar –con pruebas objetivas- que era necesario la detención del alcalde Amilcar Huancahuari, porque éste estaba entorpeciendo la investigación –sembrando pruebas y otros contra ciertos testigos- del proceso judicialdonde éste es el acusado.

Haciendo un análisis, desde el momento que la Fiscalía Anticorrupción decidió solicitar la prevención preventiva, debió analizar si disponía o podía disponer de pruebas objetivas -de las cuales agenciarse- para presentarlos en la audiencia de prisión preventiva y demostrar que realmente el acusado Huancahuari estaba entorpeciendo el proceso de investigación. Al parecer este análisis nunca se realizó.

Por otro lado, si se consiguió pruebas de que el acusado Huancahuari estaba entorpeciendo el proceso de investigación -con la supuesta siembra de nuevas pruebas-, éstas debieron ser sometidas a un análisis de especialistas y peritos en la materia. Como en el caso del supuesto libro de ingreso y salidas de documento, que tenía borrones y manchas, que se presumían que se hicieron con intensiones de borrar algunas pruebas que incriminaban a Huancahuari. Pero los fiscales acusadores no se molestaron –ni se dieron el tiempo- en hacerle un peritaje a estas sospechosas manchas. Y como era de esperarse, no tuvieron pruebas objetivas que mostrar de los supuestos hechos de entorpecimiento en el proceso de investigación de parte de Huancahuari.

Lo único que llevaron los fiscales fue un verbo acusador que no sirvió de mucho, porque cualquier ciudadano común y corriente sabe que en procesos judiciales determinan las pruebas objetivas y complementa el argumento verbal. Así que tras el fallo del titular de Juzgado Anticorrupción, algunos allegados al Ministerio Público indicaban que la presentación del pedido de prisión preventiva obedeció más a una presión de un medio de comunicación. Pero nadie en su sano juicio puede pensar que un fiscal sometería su imagen a escrutinio público al pedir prisión preventiva sin tener pruebas objetivas y dejarse manipular por cierta prensa.

La otra teoría que se puede ensayar, es que los fiscales no se prepararon adecuadamente y tuvieron una serie de omisiones para no conseguir pruebas objetivas para defender los intereses del estado, a esta situación se le puede llamar ineptitud. Y la ciudadanía está en el derecho de pedir explicaciones por la forma como actuaron los representantes de esta instancia del sistema judicial. Además si Huancahuari sale libre de esta no será por lo bueno que son sus abogados sino por la ineptitud de los que lo deben llevar la acusación.