La veracidad de la información que los candidatos presentan ante el Jurado Nacional de Elecciones –en procesos electorales-, deberían ser reales y veraces; porque con ello están informando al electorado por su situación de residencia, sus cuentas económicas y patrimoniales, así como su situación jurídica. Estas son exigencias de las normas electorales, para que la población pueda escudriñar en los antecedentes de los candidatos, de la condición y situación en la que se encuentran, y puedan con ello disponer de elementos que ayuden a un mejor juicio cuando se trate de elegir a las autoridades que gobernarán por un tiempo determinado.
Pero las faltas éticas vinculadas con el ocultamiento de información o la falsedad de muchas de ellas, se han vuelto comunes en nuestro país. Una muestra de este mal lo podemos observar en el Congreso de la República donde varios de los congresistas son procesados y acusados por presentar información falsa en sus hojas de vida y en otros casos adicionan información que no se cierta si se recurre a las fuentes. Y ello también está sucediendo con algunas autoridades ediles que para ello recurrieron a diversas “argucias” para poder postular a un cargo de elección popular en las últimas justas electorales.
Todas estas actuaciones, de las actuales autoridades quienes se vieron descubiertos su falta de ética y moral porque mostraron información falsa de sus hojas de vida, ponen en el escenario a nuestra mediocre clase política que deja de lado las cuestiones de ética por sus intereses particulares.
Un caso particular sobre faltas a la ética se ha detectado en el distrito de San Juan Bautista, donde el actual burgomaestre se vio sorprendido por algunos ciudadanos, quienes recabaron una serie de pruebas que demostrarían que el alcalde de este distrito no tiene domicilio efectivo en esta jurisdicción a pesar que su DNI consigna su domicilio en una calle de esta localidad. Además en esta calle ni uno de los vecinos lo conoce o puede certificar que vivió por un tiempo, aunque algunos de las declaraciones juradas presentadas por el burgomaestre al JNE dice que habría vivido en el lugar por 38 años, pero es necesario advertir que la casa de su señora madre se encuentra en el distrito de Ayacucho, donde además éste alcalde tiene un bien inmueble.
El JNE recibió el 7 de setiembre las pruebas y el pedido de vacancia del acalde por esta falta cometida, instancia que admitió el pedido y hace unos días trasmitió la orden de que el consejo municipal del distrito de San Juan Bautista trate el tema y sea esta la instancia que vote por la vacancia del alcalde de San Juan, basados en las pruebas existentes y contrastando con los descargos del alcalde.
Las leyes están hechas para respetarse y si como van las cosas no existe un descargo coherente del alcalde de San Juan por estas presuntas faltas éticas que tienen sanción efectiva, se debe merecer los votos de vacancia, porque la ciudadanía y su representación (que está depositada en los regidores) no pueden tolerar este tipo de burlas.
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