Al recordarse los 20 años de la captura del fundador y dirigente absoluto de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, el Instituto de Defensa Legal (IDL) y el diario La República organizaron una mesa redonda para reflexionar en torno a las dimensiones de este personaje, y analizar cómo, desde la sociedad, se puede trabajar para combatir su violenta postura ideológica aún seductora entre algunos jóvenes.
Participaron en el debate el comandante PNP Guillermo Bonilla, ex integrante del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Dincote que participó en la captura de Guzmán; el politólogo Carlos Tapia, la antropóloga María Eugenia Ulfe, el directivo de IDL Ernesto de la Jara y el periodista de esta casa Edmundo Cruz. Como moderadores intervinieron Glatzer Tuesta por el IDL y Carlos Castro, subdirector de La República.
¿Quién fue Guzmán? ¿Existe un senderismo sin Guzmán? ¿Tiene vigencia Abimael?
Carlos Tapia: La idea del poder en Abimael está muy centrada en la experiencia e ideología stalinista, por eso jamás aceptó asumir un cargo en el Partido Comunista Peruano. Posteriormente, Abimael se inspira en el maoísmo, el de la revolución cultural china. Así, Guzmán se vuelve el conductor único, el pensamiento guía. Jamás en ningún comité central de Sendero Luminoso hubo cuestionamiento a su persona.
Ernesto de la Jara: La violencia promovida por Guzmán generó cerca de 69 mil muertos, 54% provocados por su organización. Además, no solo reconoce esas muertes sino que dice que ellos buscaban provocar un genocidio del Estado, para que las masas se pusieran de su lado. Otro punto que me parece interesante es que demostró ser un tigre de papel, un líder que mientras la gente mataba, él estaba bailando «Zorba el griego».
Edmundo Cruz: Abimael surge en una época en que se exaltaba el papel de la Unión Soviética, la revolución china, la revolución cubana. Antes de Sendero se habían dado experiencias armadas en el Perú que fracasaron cuando intervinieron las Fuerzas Armadas. El año 80 cuando estalla la revolución senderista se creía que la vía armada estaba desautorizada por la realidad, pero Abimael la desarrolló de una forma que nadie lo había pensado. Un modelo que hizo del terrorismo un arma para conseguir un objetivo político.
Veinte años después de la captura de Guzmán ¿cómo se explica la aparición de Movadef?
María Eugenia Ulfe: Para entender a Guzmán hay que ver su origen provinciano y profesor en una escuela muy vertical donde la figura del maestro ocupa un lugar preponderante en el aula. Abimael es un producto nacional. Luego, no vamos a entender lo que sucede con sus seguidores si dejamos de verlos insertos en la dinámica nacional, porque entonces les estaríamos negando su ciudadanía y lamentablemente están allí. Respecto al Movadef, no comparto eso de que son jóvenes y no conocen. La revista Vórtice se ha publicado durante ocho años. Es una comunidad política que comparte ideales y un aprendizaje, no es algo improvisado.
Guillermo Bonilla: Sendero siempre tuvo objetivos claros, en lo político y en lo militar, que no hemos comprendido ni definido para, como sociedad, poder confrontarlo. Sus objetivos en lo político eran formar un nuevo Estado para crear una República maoísta. El objetivo militar era destruir el sistema democrático.
Solo hemos visto los coches bombas, los asesinatos que tipificamos como delito de terrorismo. Lo enfrentamos en el aspecto militar, pero en lo político no se le combatió, por eso lo seguimos teniéndolo. El acuerdo de paz es parte del engaño. ‘Gonzalo’ aprovechó el interés del gobierno de turno para demostrar que había una victoria, para plantear el acuerdo de paz, pero finalmente es una mentira.
¿Puede haber un Sendero sin Guzmán?
Carlos Tapia: Discutimos lo que puede hacer o no Sendero, cuando lo importante es qué puede hacer el Estado. La democracia debe permitir que Sendero hable y que los partidos entren en polémica contra ellos.
Guillermo Bonilla. Los partidos políticos nunca enfrentaron a Sendero. La sociedad civil participó en alguna medida, pero no hubo una estrategia integral. Como Estado no hay una estrategia para enfrentar al fenómeno senderista. Hay que enfrentarlo en lo policial, claro, pero también en lo político. El sistema DINCOTE se ha reducido.
Tapia: El hecho social político más importante para la derrota de Guzmán fue la reforma agraria de Velasco. La reforma no resolvió el problema del campesino, pero cuando Sendero inicia la guerra y quiso enfrentarse a los terratenientes no los encontró. Las autodefensas que se forman en el VRAEM es la resistencia que Sendero no esperaba. Toda la estrategia buena, salvo lo del GEIN, ha sido generada por la propia sociedad.
Edmundo Cruz: La captura de Abimael fue el éxito de una determinada manera de enfrentar a Sendero, a través del GEIN, en oposición a la otra estrategia de «tierra arrasada» que representaba el Grupo Colina.
Primero, Sendero es derrotado en el campo, en el VRAEM con la labor de las DECAS, ese campesinado que ahora aparece aliado con los Quispe Palomino. Los senderistas son unos delincuentes que aplicaron el terror como arma política, pero no enfermos mentales. El negacionismo es la prolongación de esas políticas que tratan de ocultar. Hay que hablar para que la sociedad comprenda lo que sucedió en esa época, pero de eso se tiene miedo.
¿Qué se puede hacer ahora?
Ulfe: Hay que revisar todo lo que ha sucedido. Mirar cómo son las estrategias, cómo se les responde. ¿Con la ley de negacionismo? ¿Impidiendo que salgan de prisión? Desde el Estado no se tiene una política definida y se quiere negar todo.
Bonilla: Como policías hubiéramos querido que esta fuera una lucha integral del Estado, sus organizaciones, la sociedad civil y la policía. Necesitamos contar con una policía más especializada, más científica. La policía utilizó la táctica más sencilla: vigilancia, seguimiento y observación. Pero también tuvimos principios: la defensa de la vida y la democracia. A todos los agarramos vivos. El Estado tiene que organizar a las organizaciones y no permitir que sea Sendero el que las organice.
Tapia: La lucha contra SL no es un problema técnico profesional, es un problema político social, si no para qué están los políticos. Hay que reconstruir la democracia. Hay que darle voz al Movadef, que hablen todo lo que quieran. Que todos los partidos políticos acordemos luchar contra el Movadef en las organizaciones estudiantiles. En ese proceso de lucha ideológica vamos a unirnos y llevar la democracia real a todos los sectores que se sientan identificados con este sistema.
Primero Guzmán , después Sendero
«Lo primero que descubrimos es que Guzmán era una persona que se había preparado exclusivamente para dirigir una organización de esta naturaleza. Luego, descubrimos que ‘Gonzalo’ era el punto más fuerte de la organización y que por eso a la vez era el más débil, con lo cual llegamos a la conclusión de que la única forma de desarticular a Sendero era capturar a ‘Gonzalo’ y toda la estrategia policial se dirigió a ese objetivo, que logramos el 12 de setiembre de 1992».
«El GEIN no pudo terminar su trabajo. Después de Guzmán, cayeron Martha Huatay, la dirigente de Socorro Popular, Margie Clavo Peralta, a la que ‘Feliciano’ encargó armar un grupo para rescatar a Abimael. El Contingente Histórico también se desarticuló».
Agregó que es la policía la institución llamada a combatir un resurgimiento de Sendero, con inteligencia y respeto a la vida y los derechos humanos.
El fin de Sendero
El Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso fue derrotado con la captura de Abimael Guzmán el 12 de setiembre de 1992 y la detención de Óscar Ramírez Durand ‘Feliciano’, el 19 de julio de 1999.
Sendero tenía aproximadamente 1,450 hombres de su Fuerza Principal, 4,500 en sus fuerzas locales y 23 mil en sus fuerzas de base y 800 armas de guerra, según los archivos que la policía encontró en 1991.
La primera acción del GEIN se realizó en 1990, la «operación Isa», a partir de un dato que obtuvieron en 1985, pero que no pudo investigar antes por falta de recursos (César Romero).