La comisión del Congreso peruano que recientemente investigó la contaminación petrolera en territorios indígenas de toda la Región Amazónica de Loreto ha abordado la cuestión de la explotación petrolera en la cuenca del río Nanay, impactando a muchos observadores.
El tema ha sido un tabú político desde que ConocoPhillips, se trasladó a la región dos años atrás, a pesar de las leyes del Gobierno Regional de Loreto que prohíben la producción industrial en la naciente del río Nanay.
La noticia de que la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología ha adoptado el Nanay como un tema clave, se extendió rápidamente esta semana a través de los grupos de control y de las organizaciones civiles en la ciudad portuaria de Iquitos, donde decenas de miles de residentes se han movilizado en los últimos meses para oponerse a los planes de ConocoPhillips para cavar 48 pozos exploratorios cerca de la naciente del Nanay.
El proyecto también amenaza a las áreas naturales protegidas de los ríos Nanay, Chambira y Pintuyacu, que fueron designados una vez como fuera de los límites del desarrollo industrial por el Gobierno Regional de Loreto (GOREL).
El río Nanay ofrece un 90 por ciento del agua potable para los casi medio millón de habitantes de Iquitos.
Las agrupaciones civiles en Iquitos, lideradas por el Comité del Agua, ahora aliadas con el poderoso Frente Patriótico de Loreto y los principales sindicatos laborales de la región, han montado una campaña firme desde febrero para llevar al proyecto ConocoPhillips a su fin.
Marchas masivas en mayo y de nuevo dos veces en julio trajeron a los residentes de todos los sectores a las calles de Iquitos para detener las operaciones petroleras en el Nanay.
La noticia de una evaluación del Congreso muestra que la construcción firme de preocupación entre la población de Iquitos y entre los grupos indígenas del interior se ha extendido al corazón político del Perú, Lima, y a otras partes del país donde las comunidades se están organizando y movilizando contra la destrucción o modificación de las fuentes naturales de agua y otras funciones ecológicas por las minas, el petróleo y el gas, y otras industrias extractivas.
Los observadores y expertos por igual, advierten de una nueva «Conga Amazonas», en referencia a la masiva y a veces violenta resistencia al proyecto minero de oro y cobre de Conga en la región andina de Cajamarca, que en varias ocasiones ha forzado al presidente Ollanta Humala en su primer año a barajar su gobierno y asumir una postura mucho más autoritaria.
La luz brillante del escrutinio interpuesto por una posible investigación del Congreso abre otro frente para Humala, quien se presentó como un amigo de los pobres e indígenas y se comprometió a redirigir las ganancias de las industrias extractivas a su manera; sin embargo, ha demostrado ser más un protegido de su predecesor, Alan García, en cada crisis nueva.
Noticias del Nanay apareciendo en el radar del Congreso, se dieron tras el anuncio esta semana de que el Comité del Agua en Iquitos está haciendo movimientos legales para forzar la publicación de los estudios de impacto recientemente terminados, de dos años de pruebas sísmicas de ConocoPhillips en los lotes petroleros 123 y 129.
Los resultados se mostrarán siempre y cuando los funcionarios de ConocoPhillips crean que han encontrado petróleo y finalmente presentarán el alcance del proyecto a expertos, activistas y al público en general – algo que el Gobierno regional ha estado desesperadamente, pero al parecer ilegalmente, tratando de evitar.
FUENTE: Alianza Arkana
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