Informe de la JIFE no concuerda con la Convención de Estupefacientes de 1988

La JIFE[1] acaba de publicar su informe anual correspondiente al 2007. Su séptima recomendación señala literalmente lo siguiente: “Continúa la práctica de masticar hoja de coca en Bolivia y el Perú. (…) La Junta exhorta a los Gobiernos de Bolivia y el Perú a que adopten medidas sin demora con miras a abolir los usos de la hoja de coca que sean contrarios a la Convención de 1961, incluida la práctica de masticarla”.


 


Aparentemente, en el análisis del referido informe, la JIFE no tomó en cuenta a la Convención de las Naciones Unidas Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988, donde señaló en su Artículo 14°, segundo párrafo, que: “cada una de las Partes adoptará medidas adecuadas para evitar el cultivo ilícito de las plantas que contengan estupefacientes o sustancias sicotrópicas (…). Las medidas que se adopten deberán respetar los derechos humanos fundamentales y tendrán debidamente en cuenta los usos tradicionales lícitos, donde al respecto exista la evidencia histórica, así como la protección del medio ambiente”.[2]


 


De acuerdo a esta convención las partes firmantes tienen que respetar los llamados usos tradicionales de la hoja de coca. En el caso del Perú la abundante evidencia histórica nos indica que los antiguos peruanos, desde las culturas pre-incas, usaban a la coca para sus ceremonias mágico-religiosas.


 


Estos usos subsisten hasta ahora en las zonas alto andinas del país. Lo mismo podría decirse de la masticación, aunque esta costumbre se adoptó con la llegada de los españoles, quienes, conjuntamente con el alcohol, lo usaban como instrumento de explotación de los indios en las minas de plata y cobre.


 


Los informes de la JIFE, especialmente sus recomendaciones, tendrían que estar en estricta concordancia con los instrumentos internaciones que reconocen de manera genérica los llamados usos tradicionales de la coca, entre ellos, en los casos del Perú y Bolivia, definitivamente se encuentra el chacchado.


 


Los funcionarios del Gobierno Central han reaccionado aceptando el llamado de atención e inclusive refirieron estar evaluando las medidas para “romper” con esa tradición denunciada por la JIFE.


 


Pensamos que sería recomendable que los responsables de las instituciones vinculadas a la lucha contra las drogas, tengan un mejor manejo de los instrumentos internacionales y de los conceptos que allí contienen.


 


De esta manera se evitaría caer en opiniones contradictorias que causan mayor confusión en la opinión pública y favorecen el discurso de los apologistas de la coca ilegal.


 


INFOREGION, reconoce y respeta los verdaderos usos tradicionales de la coca, exactamente en la misma dimensión que lo hace la Convención de Estupefacientes de 1988.


 


Sin embargo, con el mismo énfasis, exigimos la erradicación de todos los cultivos ilegales de coca que, de acuerdo a los informes de Naciones Unidas, representan más del 90% del área cocalera del país.



[1] Órgano encargado de vigilar la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas. La JIFE se estableció en 1968 mediante la Convención Única de 1961.


 

[2] El subrayado es nuestro.