Una fecha tan especial como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas nos permite recordar que en todo el mundo existen 370 millones de personas que pertenecen a pueblos indígenas y, a la vez, rendir tributo a los hombres y mujeres que luchan día a día con la esperanza de obtener el desarrollo y la prosperidad –en igualdad de derechos–, y con plena conciencia de su identidad cultural.
Brindar un homenaje a nuestras hermanas y hermanos indígenas este 9 de agosto, es celebrar la riqueza de nuestro pasado, presente y futuro. Es apreciar la diversidad de las culturas de los diferentes pueblos del Perú que, a lo largo de nuestra historia, han realizado aportes fundamentales a nuestra vida social, espiritual, ambiental, económica y política.
Por ello, la Defensoría del Pueblo saluda en su día a los más de cincuenta pueblos indígenas que existen en nuestro país, entre los que podemos mencionar a los Booraa, Awajun, Wampis, Aymara, Ashaninka, Caquinte, Harakmbut, Yine, Matsigenka, Shipibo, Kakataibo, Nomatsigenga, Capanahua, Achuar, Kandozi, Kichua, Kukama-kukamiria, Matses, entre otros; pueblos cuya voz se deja escuchar con fuerza, dentro y fuera de nuestro país, abriendo nuevos retos y formas de vivir el presente para construir un futuro pleno para todos y todas.
Sabemos que los desafíos para los pueblos indígenas son enormes –la pobreza extrema, la indiferencia, la discriminación, el deterioro ambiental y el cambio climático, entre otros–, y urge, más que nunca, que el Estado y los pueblos indígenas institucionalicemos el diálogo y nos sumemos al compromiso de construir una sociedad que valore y respete la diversidad cultural.
Si bien es cierto, en nuestro país se han dado algunos pasos hacia el reconocimiento de la diversidad cultural y de los derechos de los pueblos indígenas, aún queda camino por recorrer, correspondiéndonos trabajar con tesón para alcanzar la igualdad, la equidad, el respeto mutuo y el diálogo productivo de buena fe. Es por ese camino que debemos conducir las nuevas energías que hoy nos animan. Un sincero diálogo intercultural entre el Estado y los pueblos indígenas, y el fortalecimiento de las organizaciones de estos últimos, son mecanismos fundamentales para afianzar la protección y promoción de sus derechos fundamentales.
En ese entender y en cumplimiento de su mandato constitucional, la Defensoría del Pueblo reafirma su compromiso de seguir defendiendo los derechos de los pueblos indígenas, de colaborar con ellos para tender puentes hacia un Estado verdaderamente intercultural y hacia una sociedad respetuosa de los pueblos indígenas.
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