La tarde del sábado, se realizó un colorido pasacalle en el que participaron distintas instituciones identificadas con la Fiesta de San Juan en Tingo María, donde desde hace una semana, vive con fervor la celebración más grande de la amazonía. Chicos y grandes acompañaron este extraordinario desfile que culminó en la Playa Tingo y antecedió a la escenificación de las fogatas de los Tulumayos, tribu que pobló esta zona hace muchos años.
No podía faltar la presencia de estudiantes quienes participaron con gran entusiasmo en una noche en la que se rindió homenaje a las raíces.
A su turno, los artistas invitados llevaron la celebración a su máximo esplendor. En Playa Tingo, los Hermanos Villacorta pusieron a bailar a los tingaleses y los visitantes, mientras que, pasada la medianoche, la “faraona de la cumbia”, Marisol, elevó la temperatura de los miles de asistentes al espectáculo a pesar de la intensa lluvia que se precipitó con fuerza a la 1:30 de la madrugada en la ciudad.
Otro escenario donde se vivió con algarabía la celebración fue el campo ferial de la UNAS, donde, vibrando de alegría, los tingaleses recibieron San Juan.“El Lobo” y Sociedad Privada fueron los artistas encargados de animar la fiesta, quienes fueron precedidos por los buenos músicos de “Corazón Serrano. Miles de personas desafiaron la inclemencia de la lluvia y bailaron hasta la madrugada.
San Juan bendice la ciudad
A las 6:00 de la mañana, tal como se había programado, se celebró la misa en honor al santo patrono de la fiesta, San Juan Bautista. El párroco de Tingo María, Kiko Flores Stalaya, resaltó el significado religioso de la festividad y recordó que fue el precursor de Cristo. Luego, en hombros de las autoridades y fieles, la imagen de San Juan, como todos los años, tuvo su corto recorrido procesional.
La umsha estaba ya plantada a un costado de la Plaza de Armas y las pandilladas empezaron. Niños, jóvenes y adultos se confundieron en un solo sentimiento de alegría. Otra vez la lluvia no pudo parar el desbordante regocijo.
La noche de preparación de los juanes había culminado y los tingaleses, como los turistas nacionales e internacionales llegados, ya se marcharon a ocupar las orillas de los ríos para acudir al tradicional encuentro con el agua que da vida, mientras que la muchedumbre al unísono clamaba: «¡Que viva San Juan!».