Diversas personas fueron tanteadas, con los consiguientes “no, muchas gracias”, como respuesta. Llama la atención, en primer lugar, la improvisación (¿no sabían desde hace días que esto se venía?) y la falta de cuadros (se supone que uno llega a gobernar con más de una persona pensada para los cargos clave).
Ahora bien, creo que el error fundamental que Ollanta Humala comete en Interior –el mismo de Alan García– es que le importa muy poco lo que se haga y que basta alguien que sepa o lo parezca, para que se “haga cargo”. Esa es, creo, la razón por la que tantos no le aceptaron durante el día un cargo tan difícil e ingrato. A nadie se le ocurriría buscar a alguien para el MEF sin antes tener las orientaciones básicas de lo que se quiere. Bueno, lo mismo debiera ser para Interior, a saber, tener una política e ideas generales del qué hacer, que la persona a nombrar debe compartir y luego refinar.
¿Podrá el nuevo ministro escoger con libertad a sus vices y demás cargos políticos o tendrá que aceptar a quienes Palacio le ordene? ¿Tendrá capacidad de mover al director general de la Policía Nacional y poner jefes probos y competentes en todas las unidades policiales o deberá esperar las indicaciones del ‘ácido’ asesor? ¿Quiere el presidente reformar a fondo la Policía? ¿Está dispuesto a mejorar la gestión del sector con gerencia moderna o seguirá aceptando que los policías hagan lo que no es su oficio? ¿Querrá mejorar la sanidad policial, acabando con el obsoleto esquema actual, tercerizando y descentralizando los servicios? ¿Cuáles son las ideas clave que el presidente tiene para seguridad ciudadana, orden público, narcotráfico y terrorismo? Nadie que se respete aceptaría el cargo sin tener respuestas en esos y otros temas. ¿Las tuvo Wilber Calle Girón, el flamante ministro del Interior?
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