Operación ‘Libertad’ fue una masacre total

La mal llamada operación ‘Libertad’ terminó siendo la mayor masacre contra miembros de la Policía Nacional (PNP) y el Ejército Peruano (EP) de los últimos años. Improvisación, falta de liderazgo y estrategia militar fue el común denominador de los 23 días posteriores al secuestro y liberación de 36 trabajadores de Camisea con un saldo sangriento: Ocho valerosos policías y soldados muertos en combate, más de una decena de heridos, un helicóptero de la PNP derribado, chalecos inservibles, escasas municiones para las fuerzas del orden y raciones de alimentos malogrados. Simplemente, increíble. Detrás de toda esta masacre, el autodenominado ‘Ejército Militarizado del Partido Comunista del Perú’.

Para expertos en el tema, la ofensiva de las fuerzas combinadas de la PNP y EP, en la inhóspita selva de Vilcabamba en el Cusco, fue un error desde sus umbrales. Nunca existió estrategia y mucho menos inteligencia militarpolicial para combatir contra las huestes narcoterroristas lideradas por Víctor Quispe Palomino, (a) camarada ‘José’, y sus cerca de 500 combatientes senderistas. “Esto es un desastre. Nunca conocí a Ministros del Interior y Defensa que su única especialidad es recibir en el aeropuerto heridos y muertos. Estos señores deben dar un paso al costado y debe haber alguna responsabilidad, pues estamos hablando de 8 muertos”, señala el periodista Pedro Yaranga.

El analista en temas de narcoterrorismo, Rubén Vargas, va más allá. Se indigna al contabilizar la muerte de ocho miembros de las fuerzas del orden y señala como únicos responsables, con nombres y apellidos, a los jefes de la operación ‘Libertad’. “Existió indiferencia de los altos mandos de las fuerzas combinadas. La sensación que tengo es de una indignación suprema frente a esta actitud, lamento la indolencia absoluta que ha mostrado el Ministro del Interior y el Director General de la PNP. No es posible que un policía que ha sido literalmente perdido en combate salga vivo por sus propios medios y mal herido. Y que el otro haya sido encontrado muerto por su padre, ante la indiferencia de las autoridades”, señaló.

Para ambos especialistas, los dos efectivos que se perdieron en combate en el Cusco, César Antonio Vilca Vega (ubicado muerto por su padre) y Luis Alfredo Astuquillca Vásquez (sobrevivió por sus propios medios), fueron abandonados a su suerte por los altos mandos policiales y militares. El gran temor de los altos oficiales, un mayor número de bajas durante los enfrentamientos y emboscadas senderistas. “Queda claro que habían sido abandonados, inmediatamente después de la emboscada terrorista y durante todo el proceso de búsqueda posterior. Esto tiene que tener consecuencias políticas y penales para los titulares del Interior, Defensa y los altos mandos policiales y militares encargados de la operación ‘Libertad’”, advierte Rubén Vargas.

Sobre la operación de búsqueda de los suboficiales desaparecidos ejecutada, según el Comando Unificado del VRAE, por más de un millar de miembros de las PNP y EP, Pedro Yaranga denuncia: “Todo fue una mentira lo anunciado por los ministros que decían que había 1500 efectivos de la PNP y ejército en la búsqueda. Si existió ese número de efectivos, entonces los enviaron por zonas equivocadas demostrando falta de estrategia. Ellos (los ministros y altos mandos PNP y EP) desconfiaron de los nativos machiguengas y de la propia población que conocía el terreno. Todo fue un engaño, lo único que cosechamos fueron muertos”.

Los errores durante la operación ‘Libertad’ fueron muchos. Las muertes de los miembros de la PNP y EP y las decenas de heridos se debió, sobre todo, a la ineficacia en técnicas y tácticas de combate en zonas como el valle de los Ríos Apurímac – Ene (VRAE) o la selva del Cusco. “Equivocadamente se forzó que las patrullas combinadas vayan por la zona por donde se desplazó y retiró el camarada ‘Gabriel’ (autor del secuestro de 36 trabajadores de Camisea). Ya es conocido que los terroristas siembran minas en su retirada”, asegura Yaranga. Esto confirma lo que fuentes confiables de la policía denunciaron al principio de la operación ‘Libertad’, que los altos mandos policiales y militares no conocían la zona de combate, mucho menos los comandos que fueron regados en la zona. Lo que más preocupaba a los valerosos comandos, era un enfrentamiento entre patrullas de las fuerzas combinadas, al estar totalmente incomunicados en una espesa ceja de selva con neblina durante la mayor parte del año. (Eric Pereira)

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