El masivo secuestro en Kepashiato ha llegado a su fin. Hay mucho que analizar y, desde luego, opinar sobre los temas de organización, estrategia, competencia y honestidad que eventos así ocultan y desnudan a la vez.
Pero antes de opinar hay que relatar, para que los hechos queden ordenados tal cual sucedieron y no tal como se maquillaron.
Esta nota describe lo que aconteció luego de la liberación de los secuestrados, en el epílogo trágico y revelador del secuestro. Otro reportaje, ‘el Abandono’, que cuenta la abortada operación previa, que terminó con la desaparición y la muerte de tres policías de Dinoes, puede leerse en reporteros.pe.
Los rehenes fueron liberados el sábado 14 a las 5 de la mañana. Como se sabe, subieron a un autobús para regresar a Kepashiato y Kiteni, pero fueron interceptados por el Ejército, que los puso en un par de helicópteros en los que llegaron a Kiteni a las dos de la tarde, sin que les permitieran bajar hasta las 3:30 p.m.
En Kiteni se había organizado un servicio de atención médica de emergencia. Lo sorprendente es que, según varios testimonios, el servicio tuvo que ser montado por las compañías civiles porque ni las Fuerzas Armadas ni la Policía desplegaron equipamiento o preparación para ello.
Las compañías nuevas (Skanska, Construcciones Modulares), aportaron un equipamiento básico para tratar accidentes industriales. Techint, aunque aparentemente de salida, llevó las mejores mochilas de emergencia, además de una ambulancia. Los paramédicos de esas compañías se pusieron a órdenes de los militares por disposición de sus empresas.
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