Caretas. Stefany (18) y Alejandra (19) fueron las últimas dos jóvenes rescatadas de los prostíbulos de los campamentos mineros de Madre de Dios antes del inicio del paro contra los 5 decretos legislativos que penalizan la minería ilegal.
Estas dos chicas de Chincha fueron engañadas con una falsa oferta de trabajo como meseras en Puerto Maldonado, según relata una nota de la fiscalía de Madre de Dios fechada el pasado 24 de febrero. Su destino final fue otro: trabajar en régimen de esclavitud en uno de los locales que administra en el campamento Delta 1 la cadena de prostíbulos “Miss Sagitario”, una de las cabezas visibles de un negocio que brilla tanto o más que el oro en los lavaderos ilegales.
Sin documentos ni celulares, sin dinero y encerradas en el local junto a decenas de jóvenes, Stefany y Alejandra se negaron a tener sexo con los clientes, pero tras más de una semana de cautiverio el hambre finalmente pudo más. Miss Sagitario ofrece 2×1: las chicas son un regalo por el consumo de alcohol. Por cada botella de whisky, que en los burdeles puede llegar a costar 500 soles, el “cliente” puede “fichar” con la chica que le acompaña en apestosos y minúsculos cuartos de plástico. El primer día que una de ellas fue violada, relató que la obligaron a beber tanto alcohol que no recuerda el número de hombres que la vejó.
La rutina de los prostibares es lo más parecido al infierno en la tierra. Trabajan de 7 de la noche a 7 de la mañana sin descanso y no pueden salir a la calle, bajo multa de 200 soles y amenazas de palizas y violaciones. Ante la escasez de condones, los embarazos se solucionan con sobredosis de estrógenos comprados en boticas informales. Pastillas que no impiden el contagio de la sífilis o el VIH/Sida, que tienen una prevalencia superior a la media nacional, según confirma a CARETAS Marcia Cáceres, responsable del centro de salud de Mazuko, capital del Distrito de Inambari.
Tras un mes de vivir en estas condiciones, por fin la dueña les dio a Stefany y Alejandra un primer pago de 20 soles y les permitió salir por primera vez del prostibar. Por aquel entonces ya habían saldado con su esclavitud “la inversión” de los tratantes para llevarlas hasta Delta 1. Con este mísero pago, llamaron a sus familias y encontraron un escondite. Sus padres, desesperados, se contactaron con la Asociación Huarayo, que regenta el único albergue de Madre de Dios que cobija a víctimas de trata de personas.
El precio de la libertad
Dos mil soles es el precio que Huarayo denuncia haber invertido para poder rescatarlas en febrero. Óscar Guadalupe, fundador de esta asociación junto a su esposa Ana Hurtado, revela a CARETAS que en las intervenciones para rescatar víctimas deben cubrir el costo de la gasolina y los viáticos de la fiscalía y la policía, que carecen del presupuesto necesario.
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