Narcoterroristas dominan valles de Vilcabamba para sacar droga a Brasil

Grupo dirigido por ‘Gabriel’ utiliza las alturas cusqueñas ante la falta de autoridades. Facción de SL ha instalado bases de apoyo en poblados de Incahuasi.

Lo primero que uno se entera al llegar a Vilcabamba es que se trata del punto final de una angustiante carretera y el inicio de uno de los valles controlados por los remanentes subversivos. Lo que viene después es una zona aun más inhóspita y montañosa, de pequeñas y empobrecidas comunidades, de trochas fantasmas y niebla espesa, de caminos de herradura bloqueados por huaicos, y de rutas tomadas por los grupos armados de la facción renegada de Sendero Luminoso.

En esos recónditos lugares, como Incahuasi y Pampaconas, el grupo subversivo ha instalado desde hace ya cuatro años sus bases de apoyo. La recientemente atacada comisaría de Pucyura, sede de la Municipalidad de Vilcabamba, es el último enclave policial en todo el valle; después, solo hay vacíos.

TIERRA DE NADIE
“A estos lugares no podemos ir, son zonas donde no llega la autoridad”. Lo dice un oficial de la policía. Hacia uno de los puestos de salud de esa zona, en Pampaconas precisamente, habría sido llevado –según inteligencia– uno de los subversivos heridos luego del tiroteo en la comisaría de Pucyura. “Tenía herida de bala, tenía que ser un subversivo”, pensaron los policías. Pero no fueron. No había forma. La única trocha estaba bloqueada por tres huaicos. En Vilcabamba uno entiende que la lucha contra el narcotráfico en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) la han dejado en manos del azar y el clima.

El ataque en Pucyura contra las fuerzas del orden no fue el primero en esta parte del valle. En junio del año pasado, en Choquetira, cerca de la localidad de Pampaconas, los subversivos emboscaron una patrulla del Ejército y asesinaron a tres militares. Aquella vez, los refuerzos tardaron en llegar varias horas. Lo mismo ocurrió el día que atacaron la comisaría de Pucyura: la ayuda apareció cinco horas después. Un huaico les impidió el paso.

Ambos atentados habrían sido dirigidos por ‘Gabriel’, hermano menor del cabecilla senderista en el VRAE, Víctor Quispe Palomino ‘José’. Las alturas de este valle, así como las microcuencas de Incahuasi, Villa Virgen y San Miguel corresponden a su zona de acción. Según la policía, desde el 2008 ‘Gabriel’ busca consolidar una ruta de la droga desde esta parte del Cusco hacia Brasil. Para ello es fundamental que dominen un eje estratégico: Vilcabamba-Quillabamba-Echarate.

TERRITORIO INCOMUNICADO
Vilcabamba es uno de los distritos declarados en emergencia del VRAE. Para llegar hasta allá, se parte de Pichari, la sede del comando especial, y se recorre la vía recién construida de Kimbiri-Kepashiato. Esa trocha de lodo y abismos reta a la destreza en el volante. No hay policías ni militares en la ruta, solo un puesto de control del Comité de Autodefensas. Después, nada; hasta Kiteni, un caótico poblado invadido de decenas de camionetas 4×4 y cientos de cajas de cerveza. Luego se llega a Echarate, después a Quillabamba, capital de La Convención, y finalmente, luego de más de 15 horas, se arriba a Vilcabamba.

Este eje es fundamental para el traslado de cocaína hacia Brasil y, con frecuencia, la policía encuentra vehículos con droga. Pero más arriba, hacia las montañas de Incahuasi y Villa Virgen, no existe control territorial. A Incahuasi, por ejemplo, solo se llega luego de 15 horas de camino desde Vilcabamba, o ingresando por Abancay. Lo mismo sucede con los poblados que se encuentran en las alturas de Villa Virgen, que pertenecen al Cusco, pero se accede por Ayacucho. La deficiente interconexión vial es una de las debilidades en la lucha contra las drogas en el VRAE. En Vilcabamba ni siquiera hay señal de celular.

POBREZA EXTREMA
Vilcabamba resume las contradicciones del Perú: pertenece a la provincia más rica del país, La Convención (sede del proyecto Camisea), pero el 70% de sus 18 mil habitantes vive en la extrema pobreza y el 80% de sus niños sufre de desnutrición; el presupuesto municipal para este año asciende a 80 millones de soles, pero la carretera que une a este valle con Quillabamba es un homenaje a la ineficiencia; Lucma es su capital, pero Pucyura la sede de la municipalidad, la gobernación y el puesto policial; depende militar y judicialmente del VRAE, pero se encuentra a 15 horas de Pichari, sede del comando especial.

El alcalde de Vilcabamba, Juan Olivera (Partido Nacionalista), dice que han pedido al gobierno instalar una comisaría en Incahuasi, pero que no les responden. “Nosotros sabemos que los subversivos llegan hasta allí a pedir alimentos, ropa y medicinas, pero no podemos hacer nada, ellos llegan y se van”, sostiene.

En el comando especial del VRAE han informado que están evaluando instalar una base antisubversiva en el valle de Vilcabamba. Mientras tanto, las incursiones continúan: el último lunes, treinta subversivos armados asaltaron la posta de salud de Pampaconas.

FUENTE: http://elcomercio.pe/peru/1376508/noticia-narcoterroristas-dominan-valles-vilcabamba_1