El posible conflicto entre la producción de alimentos y la generación de combustibles renovables –argumento utilizado para atacar las investigaciones sobre biocombustibles con el biodiesel– fue negado categóricamente durante la mesa redonda “Bioenergía–Biocombustibles como alternativa viable para combustibles fósiles”, realizada recientemente en Brasil.
El director del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL), Dan Arvizu, de Estados Unidos, afirmó que del 2005 al 2030 habrá, en el planeta, un aumento del 55% en el consumo de energía, un cuadro que, según dijo, ante el aumento del precio del petróleo, exige el desarrollo de la bioenergía.
Por su parte, José Turbino, representante para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO) sostuvo que dentro de 20 años, los biocombustibles deberán atender al 25% de la demanda global.
Diversidad de la matriz energética
Entretanto, el director del Departamento de Combustibles Renovables del Ministerio de Minas y Energía de Brasil, Ricardo Dornelles sostuvo que el biocombustible promueve la diversidad de la matriz energética, favorece la seguridad alimentaria al desarrollar la agricultura, genera renta sostenible en el campo y alivia los efectos de los cambios climáticos.
Cabe indicar que en el Perú, San Martin es el departamento líder en los cultivos de caña de azúcar y piñón blanco, que sirven de materia prima para producir etanol y biodiesel, respectivamente.
“Ninguno de los dos tienen relación directa con los problemas de hambre que afectan a la humanidad, ni tampoco con los conflictos de tierras que se han presentado en otras latitudes”, señalaron desde el Gobierno Regional de San Martín.
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