El Comercio. Según la DEA, el Perú se ha convertido en el primer productor mundial de cocaína (325 toneladas anuales). En lo que va del año, en Colombia, han erradicado más de 90 mil hectáreas de coca y, en Bolivia, probablemente, llegarán a las 12 mil. Así las cosas, en el 2012, inevitablemente, nos convertiremos en el primer productor de narco-coca, muy por encima de Colombia. Mientras esto ocurre, ¿qué hizo el gobierno en sus primeros cien días?
Los logros anotados en su balance son intrascendentes. Es una lista de operaciones policiales y militares que se realizan cotidianamente. En el VRAE, se festeja la incautación de 140 cartuchos de municiones. Estamos camino a convertirnos en un narcoestado, ¿y nos muestran como cifra de éxito la incautación de municiones? Alguien no está entendiendo la magnitud del problema o, tal vez, como en el gobierno anterior, han decidido ignorarlo y evitarse la fatiga.
No sabemos hasta ahora cuál será la estrategia que seguirán para frenar el avance de la narco-coca y del narcotráfico, que ha convertido a gran parte de la selva alta en tierra de nadie, donde se vende y compra cocaína a la luz del día, y con absoluta impunidad. Eso es, actualmente, el Monzón, el VRAE, el Bajo Amazonas, San Gabán, y Pichis-Palcazú.
Voceros del gobierno han adelantado algunos conceptos y medidas, y, tal vez, estas nos puedan ayudar a entender la dirección que tomarán. Desde Devida han declarado que los cultivos de coca en el Perú no son ilegales y que el problema comienza en las pozas de maceración. Esta afirmación es falaz y encierra un mensaje muy peligroso.
Lo cierto es que el marco legal vigente considera ilegales los predios de coca que no están inscritos en Enaco. Precisamente, por ello, se erradican. Adicionalmente, el Código Penal (Art. 296) tipifica como delito al que a sabiendas comercializa materias primas destinadas a la elaboración de drogas. La coca es la única materia prima insustituible de la cocaína. Entonces, el problema de las drogas comienza un poquito más atrás, justo cuando una persona decide sembrar o comercializar la coca a sabiendas de que va terminar en las pozas de maceración.
Otro anuncio importante fue hecho por el primer ministro. Propuso dar compensaciones económicas a los campesinos para que dejen de sembrar coca y se dediquen al cacao. En el año 2002, Devida hizo esto en el Huallaga y en el VRAE, y los campesinos, por la lógica simple del mercado, utilizaron el dinero recibido para sembrar más coca.
Creo que es necesario que se tomen un poco más de tiempo y sigan realineando un poco más sus variables. Debemos enfrentar los temas de fondo, por ejemplo, redefinir y darle mayor peso político a la institución rectora en materia antidroga. Devida ha sido largamente superada por el problema. La Unidad de Inteligencia Financiera no puede seguir escondida y castrada. Tiene que ser fortalecida con atribuciones de levantar la reserva tributaria y el secreto bancario.
Es urgente que esta institución esté presente en las regiones donde se está lavando dinero, especialmente en Ayacucho, Puno, Huánuco, Junín y Cusco. También necesitamos reformar a Enaco para que no siga legalizando de facto la coca (para evitar la erradicación), como viene ocurriendo en Aguaytía.
¿Qué piensa hacer el gobierno para revertir la percepción generalizada de derrota en el VRAE? ¿Va insistir en involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra las drogas? El presidente Ollanta Humala debe recordar la magnitud de la orgía de corrupción que se generó en el Huallaga en la década de los 90. ¿Vamos a cometer este error a sabiendas de sus consecuencias?
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