La violencia física que un menor en edad escolar propina a otro, causándole lesiones graves, puede ser sancionada, según el Código de Niños y Adolescentes, hasta con seis años de internamiento en un centro juvenil, en el caso de los mayores de 14 años.
Según Percy Huaroc, especialista penal del estudio Torres y Torres Lara, este tipo de maltratos se da en forma muy común entre niños y adolescentes en las propias escuelas, donde por ejemplo un niño o un joven es intimidado o humillado por otros mayores o más fuertes.
El maltrato puede presentarse a través de intimidaciones verbales o escritas (insultos, burlas), intimidaciones psicológicas (amenazas que generan miedo en el agredido con la intención de obligarlo a hacer algo), agresiones físicas (palizas a la propia víctima o destrucción de sus bienes) y aislamiento social (actos que generen antipatía del grupo respecto a la víctima).
Sin embargo, según Huaroc, si el daño propinado implicara una infracción a la ley penal (ejemplo, lesiones graves, artículo 121 del Código Penal), el Código de los Niños y Adolescentes señala en su artículo cuarto que al niño u adolescente agresor menor de 14 años se le aplicarán «medidas de protección» y al adolescente mayor de 14 años, «medidas socioeducativas».
Las medidas de protección se refieren fundamentalmente al apoyo que deberá brindar la familia, para lo cual los padres contarán con orientación y el seguimiento temporal de instituciones de defensa. El juez, eventualmente, dependiendo de la gravedad del acto, podrá disponer que el menor sea atendido en un establecimiento de protección especial.
En tanto, las medidas socioeducativas tienen por objeto lograr la rehabilitación del adolescente infractor. Entre ellas se encuentran la amonestación (no sólo al adolescente, sino también a los padres o responsables del menor) y la prestación de servicios a la comunidad por un período máximo de seis meses (en tareas que no perturben sus estudios o salud).