El asesinato del dirigente sindical, Pedro Huilca, el 18 de diciembre de 1992, fue un operativo especial de inteligencia perpetrado por el grupo Colina, bajo el mando del Servicio de Inteligencia Nacional, según afirmó el general Rodolfo Robles Espinoza.
Este hecho de sangre compromete además al ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Nicolás de Bari Hermoza Ríos, debido a que –explicó- integró la línea que dio la orden para este crimen, aseguró.
Estas declaraciones las formuló Robles Espinoza en la segunda parte de la audiencia de hoy del juicio que se le sigue al ex presidente Alberto Fujimori por violaciones a los derechos humanos.
De otro lado, el general en retiro sostuvo que fue el ex jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dinte) Willy Chirinos, quien le informó que el entonces teniente Aquilino Portella fue convocado el 17 de julio de 1992 para identificar a los estudiantes y al profesor, quienes posteriormente fueron asesinados. Sostuvo que en ese entonces Portella era conocido como «teniente Medina», y que se caracterizaba por ser una persona nerviosa y preocupada.
La información que le formuló Chirinos en aquella época estaba cifrada en cuatro aspectos que le preocupaban a este ex jefe de la Dinte: la existencia del grupo Colina, conformado por miembros del Ejército, y los problemas derivados del intento de golpe de Estado del 13 de noviembre.
Asimismo, anotó, el problema de dos técnicos que pertenecieron al grupo Colina y que supuestamente pasaron a las filas de Sendero Luminoso; así como la falta de documentos que justifiquen los gastos excesivos de la Dinte.
El general Robles Espinoza afirmó que advirtió a la justicia militar de esa época que ocultar o encubrir los crímenes de La Cantuta conllevaba una responsabilidad histórica y un baldón para el ejército. Sin embargo, por estas denuncias, fue transferido a la Junta Interamericana de Defensa.