El Comercio. En su último viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón encontró el grano de cacao. Al llevarlo a Europa, los pobladores tardaron en adaptarse a su sabor especial. Incluso, en el siglo XVI, un misionero español calificó de “repugnante” al chocolate que los indígenas comían.
Sin embargo, en el siglo XVII el chocolate se mezcló con el azúcar y se convirtió en un éxito a nivel mundial. Ahora, es una industria que mueve alrededor de 93 billones de dólares al año, según la investigación de mercado de Mintel.
En tal sentido, los científicos del Servicio de Investigación Agrícola del USDA informaron el reciente descubrimiento de tres variedades desconocidas de cacao silvestre en la Amazonía del Perú, informa npr.org
“Los granos que crecen en el África solo representan una pequeña muestra de los muchos sabores del cacao. Tal vez, como conocedores del buen chocolate podríamos decir que no es tan bueno”, señaló Lyndel Meinhardt, quien dirigió el equipo de investigación.
Bancos de Gemoplasma
Los bancos mundiales de gemoplasma, lugar donde se almacena el material genético de la industria del chocolate que tiene por finalidad preservar las variedades, no son de gran ayuda ya que no hay diversidad en sus colecciones, indicó Meinhardt.
Por esa razón, Meinhardt y sus colegas del ARS buscan cambiar dicha situación, por lo que se asociaron con el Instituto Peruano de Cultivos Tropicales con el objetivo de documentar la abundancia genética del cacao silvestre en la cuenca amazónica peruana.
Ahora, los investigadores tienen como objetivos principales analizar su ADN, identificar los granos premium, poner en marcha la industria del chocolate en el Perú y hacer que los ex cocaleros tomen al cacao como cultivo alternativo.
La gran pregunta es ¿podremos disfrutar de las nuevas variedades de cacao convertidas en chocolate? Tal vez, tendremos que esperar algunos años debido a que estos árboles tardan en crecer cinco años y, no se sabe con exactitud, si la producción de granos sea la suficiente para crear los bombones dulces.
Hace varios años, el Amazonas entregó una cepa de cacao en Bolivia, con la que se elaboró un chocolate de edición limitada llamada Cru Sauvage o Wild Vintage, que costó 60 dólares la barra.