Archivan definitivamente Proyecto de Hidroeléctrica de Inambari

Luego de tres años de debate nacional y de constantes discusiones entre la población indígena y la Empresa de Generación Eléctrica Amazonas Sur (EGASUR), el ministerio de Energía y Minas (MEM) archivó finalmente el expediente del proyecto Central Hidroeléctrica de Inambari tras declarar en abandono el procedimiento de Participación Ciudadana del Estudio de Impacto Ambiental (EIA).

Mediante  Resolución  071-2011-MEM/VME, el viceministerio de Energía precisó que la decisión obedeció a  que la empresa de hidroeléctrica no realizó los debidos talleres ni las audiencias públicas a las que estaba obligada por ley.  La misma norma  declaró asimismo infundada la apelación de EGASUR ante la aprobación de esa misma medida en junio pasado.

Según se indicó la resolución implica que la empresa brasilera no podrá presentar el Estudio de Impacto Ambiental necesario para la aprobación del  proyecto ni tampoco solicitar la concesión definitiva para su realización.

Según explicó Carmen Heck, abogada de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA),  EGASUR tendría que comenzar desde cero si todavía desea construir la hidroeléctrica, es decir, tendría que presentar un nuevo plan de participación ciudadana, esperar que el MEM lo apruebe, y luego llevar adelante nuevos talleres informativos.

Se pudo conocer que EGASUR no cumplió con los talleres informativos con la presencia de dirigentes y autoridades de la localidad, necesarios para la aprobación del proyecto en tanto que la inversión que destinó para los programas socio ambientales no llegaría al 8.5 % del presupuesto total  como dispone el Instituto del Medio Ambiente de Brasil (IBAMA)- una de las partes- para la construcción este tipo de obras.

Proyecto riegoso

Como se recuerda, este ambicioso proyecto de la central hidroeléctrica Inambari, se iba a ubicar en los distritos de Camantí (Cusco); Inambari y Huepetue (en Madre de Dios); y Ayapata y San Gabán (en Puno), se inició en setiembre del 2008 cuando EGASUR obtiene del gobierno peruano los derechos de concesión, generando de inmediato un intenso debate en todo el Perú.

Una de las principales objeciones a su construcción fue que iba a originar la inundación de unas 410 mil hectáreas de bosques , perjudicando además a muchas comunidades de la zona y destruyendo unos 70 kilómetros de la carretera interoceánica, 1 millón 760 mil hectáreas de bosque, así como unas 575 especies de aves, 232 de peces y un número indeterminado de mamíferos.

Otra fuerte crítica  se centró en cuanto a los beneficios del proyecto y de las otras 15 centrales hidroeléctricas  similares, debido a que el 80% de la energía producida pasaría a manos de Brasil.

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