Creyó en el futuro cuando todos en su comunidad cultivaban hoja de coca y basaban su economía en función del narcotráfico. Cuando en el año 2003 el Programa de Desarrollo Alternativo de USAID‐Perú, llegó a Chazuta con su promesa de un cultivo legal a largo plazo, María del Rosario Tuanama fue la única en su comunidad que entendió el reto, lo asumió y se propuso impulsar la idea entre su gente.
El cacao ofrecía futuro pero la comunidad, ubicada a 41 kilómetros al sur de Tarapoto, se mostraba reticente. María del Rosario, esposa de un productor de coca y maestra de escuela primaria, organizó un grupo inicial, también de mujeres, y aceptó la asistencia, la semilla del cambio para reemplazar la coca por cacao.
El siguiente y difícil paso fue emprender la tarea de convencer a su comunidad y a su
familia de optar por los cultivos legales para dejar de una vez la inestabilidad, el miedo y la violencia que acompañaban a los cultivos de coca.
Además de promover la siembra del cacao, y en alianza con instituciones peruanas, USAID ofreció capacitación en temas de prevención y organización comunitaria sembrando la semilla del cambio.
Tras convencer primero a su esposo y otros familiares también agricultores, Charito y su familia sembraron cacao y luego vieron la cosecha de su esfuerzo, con tanto éxito que fueron de inmediato imitados por el resto de la comunidad que cambió el rostro ilegal por el aromático y dulce cacao.
Ahora, al cabo de pocos años las 3,200 hectáreas que en Chazuta producían hoja de coca, han sido reemplazadas con el apoyo de USAID, por el aromático cacao.
Mujeres empresarias
El siguiente paso fue darle valor agregado a su producto. Con un grupo de mujeres lideró la creación de la Asociación de Productoras Agropecuarias Mishki Cacao – cacao dulce en quechua – para producir chocolate artesanal.
Al principio sobraba voluntad pero faltaban herramientas y financiamiento para crecer , la producción era limitada y poco sofisticada.
USAID entonces les ofreció equipos, capacitación en buenas prácticas de manufactura, empaque comercialización y participación en eventos en todos los cuales su exquisito producto ha recibido elogios y mas elogios.
Actualmente las mujeres de Chazuta tienen una producción permanente de chocolate para taza y ventas en el mercado local y acaban de recibir su registro sanitario.
Ahora, este grupo de tres mujeres emprendedoras alista su incursión en otros mercados a nivel nacional para seguir expandiendo y fortaleciendo su negocio. El cacao se ha convertido en chocolate fino y ha sido el medio para inyectar entusiasmo a otras actividades de desarrollo y a la vida lícita en su comunidad.