La República. El ministro de Defensa, general (r) Daniel Mora, ha esbozado una nueva estrategia en el VRAE: soldados controlando las carreteras y batallones de ingeniería. Para tres batallones de ingeniería, el eje de la estrategia de Mora, se ha asignado 105 millones de soles más, adicionales a los cientos de millones aumentados cada año al presupuesto militar solamente para el VRAE. (“FFAA reactivan 3 batallones de ingeniería en el VRAE”, La República, 19.9.11).
Mora, del arma de ingeniería, conoce directamente la corrupción desbocada de esos batallones durante el reinado de su jefe y protector, el general Nicolás de Bari Hermoza Ríos durante la dictadura de Alberto Fujimori.
Como se dice en el Ejército, “con cinco centímetros de asfalto tienes una casa”. Es decir, si la carretera en lugar de medir 6.20 m mide 6.15 m en varios kilómetros, el “ahorro” significa una casa nueva para el oficial a cargo. Nadie se da cuenta, y si alguien lo descubre, ¿quién le va a reclamar a los militares?
Ilusiones absurdas
En el VRAE opera desde hace 25 años una banda de senderistas, convertidos hoy en sicarios del narcotráfico, que han hecho de esas actividades delictivas un modo de vida. Para combatirlos, Mora dice que el 90% es desarrollo y 10% acción militar.
Si se construye una carretera, un hospital o una escuela, ¿alguno de esos criminales se va a convencer de las bondades del Estado y abandonar su actividad? Por supuesto que no.
Si los terroristas desertan, a veces, es porque el cabecilla de turno viola a su mujer o su hija, porque se cansan de vivir a salto de mata en medio de la selva, porque corren el riesgo de ser asesinados por un rival dentro del grupo o porque las fuerzas del orden les ofrecen una recompensa y seguridad.
La población, de la cual una parte importante vive de la coca ilegal y el narcotráfico, tampoco se va a impresionar por la construcción de carreteras o escuelas.
Ahora no hay una “guerra política” en el VRAE. La situación es muy diferente a la que se vivió en el país hace 30 años, cuando empezó la insurrección senderista.
En suma, la estrategia planteada por Mora es una necedad que, si se aplica, solo va a provocar más bajas y aumentar la corrupción, que ya es desbordante en el VRAE.
La experiencia de Irak
El coronel Graig A. Collier, del Ejército de los Estados Unidos, ha publicado un interesante artículo criticando la versión oficial que existe en ese país sobre la guerra en Irak, consistente en creer que “financiar, a manos llenas, los proyectos de desarrollo económico además de los servicios básicos” fue lo que permitió derrotar la insurgencia. (“Ahora que nos vamos de Irak, ¿qué aprendimos?”, Military Review, enero febrero 2011).
Collier es crítico de la forma en que se gastaron miles de millones de dólares en proyectos, parte de los cuales fue a parar a contratistas corruptos y, a través de ellos, a manos de los insurgentes.
En base a su experiencia en el terreno, Collier llega a una conclusión clara y sencilla: “El requisito más importante para proteger a la población fue la remoción de los criminales e insurgentes que estaban ocasionando problemas. El medio más eficaz para eliminarlos fue a través de las operaciones de combate concebidas para matarlos o capturarlos”.
Y agrega: “Los incentivos económicos fueron útiles para reforzar el éxito, pero no antes de vencer a los insurgentes. Nuestra experiencia en Irak comprobó que las operaciones letales siguen siendo el elemento decisivo del poder de combate”.
Basándose en ejemplos concretos, Collier concluye que “si bien el ejecutar operaciones de combate trae consigo algún riesgo, el beneficio de capturar o matar a un insurgente superó el riesgo de alienar a la población. La baja en la violencia fue a menudo profunda y permanente luego de haber eliminado a un criminal de la población a la que aterrorizaba. (…) El matar o capturar a un insurgente regular y cuantificablemente surtió un efecto más positivo que cualquier otra cosa que hicimos”.
Y concluye: “No deberíamos sentirnos avergonzados de que las operaciones de combate tradicionales funcionaron en Irak”.
Otra majadería de Mora
Si las Fuerzas Armadas realmente hacen lo que Mora ha descrito, seguirá la sangría de miembros de las fuerzas del orden y el fortalecimiento de los senderistas, como ha ocurrido en los cinco años anteriores.
Lo que se requiere en el VRAE es inteligencia y fuerzas especiales adecuadamente entrenadas y equipadas, que golpeen con potencia letal a los terroristas y acaben con ellos.
Si quieren hacer lucha contra la pobreza, desarrollo, inclusión social, que la hagan. En el VRAE o en Puno o en Pasco. Pero eso no va a hacer mella alguna en los senderistas, a los que hay que capturar o abatir.
Confirmado. Como se dijo en esta columna la semana pasada, la erradicación de coca ilegal se mudó de Huipoca a Irazola, dejando tranquilos a los amigos de Ricardo Soberón.
Solidaridad con Fritz Du Bois y Gessler Ojeda de Perú.21, sentenciados injustamente por acusación de pariente de congresista humalista.
Bien por la PUCP que ratificó su autonomía y rechazó la intromisión del cardenal Cipriani.
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