El Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro) planteó invertir en proyectos preventivos para jóvenes que viven en zonas cocaleras, a fin de otorgarles oportunidades de desarrollo y alejarlos de la cadena de las drogas.
Gonzalo Falla, especialista del programa Educación Familiar Integral en el valle del Monzón y la provincia de Leoncio Prado, indicó que estos proyectos podrían ayudarlos a superar los niveles de exclusión, pobreza, de falta de salud y educación que atraviesan.
Cedro invierte 300 dólares en cada proyecto juvenil, monto que es entregado en herramientas, animales o insumos. Además, se trabaja con una contrapartida de la familia para lograr mayor compromiso, pero señala que aún hace falta la inversión de la empresa privada.
«El valle del Monzón es uno de los lugares más pobres del Perú y esto es una paradoja, por la gran cantidad de dinero que llega por el narcotráfico (…) El Estado está presente en algunos servicios de salud y educación, pero es mínimo», indicó al Diario Oficial El Peruano.
En estas circunstancias de abandono, que permitieron el desarrollo del narcotráfico, Falla se preguntó ¿qué legitimidad podría tener el Estado para exigir a los ciudadanos que se comporten adecuadamente, cuando ellos no se han sentido protegidos ni atendidos?
Para demostrar que hay interés por desmarcarse del que podría parecer el sino inevitable de los habitantes de esta zona, Falla destaca que, desde el inicio del programa, en agosto de 2009, son 80 los jóvenes que se sumaron a la propuesta.
Detalló que ellos provienen de 40 comunidades rurales, de las cuales 14 son del valle del Monzón y el resto de la provincia de Leoncio Prado.
El proyecto invierte en iniciativas de participación ciudadana, de pequeños negocios, que son ahora el sustento de sus familias.
«Estamos enfocados en viveros de plantas ornamentales, crianza de animales. Tenemos también artesanía hecha por mujeres”.
Gonzalo Falla dijo esperar que no pase mucho tiempo para que la empresa privada decida invertir en esta zona.
«Monzón tiene terrenos de aptitud forestal, que primero habrá que recuperar, ya que fueron degradados por el cultivo de la coca. La parte alta es propicia para el cultivo de café y la baja, para el arroz y cacao».
Afirmó que en el Monzón se produce alrededor del 80% de la coca del Alto Huallaga y que la zona es constantemente intervenida por la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional.
«Hay que proponer alternativas productivas y viables para recuperar el ecosistema. Hay muchas ganas de cambio, por lo que se espera mayor apoyo», refiere.
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