Autoridades mexicanas investigan los asesinatos de las periodistas Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga como un crimen de género o feminicidio después de que sus cadáveres fueron localizados desnudos y atados, informó la Procuraduría de la ciudad de México.
No obstante, el procurador Miguel Angel Mancera aclaró que las autoridades no ignorarán otros posibles móviles, incluido una posible conexión con una casa de cambio de la que González Trápaga era socia o directiva.
Yarce era fundadora y actual responsable de relaciones públicas de la revista política Contralínea, mientras que González era una colega colaboradora independiente. Ambas fueron encontradas muertas el jueves en la ciudad de México
La autopsia concluyó que la muerte de ambas fue por asfixia y no presentan huellas de tortura. Además, cada una presentaba dos disparos de arma de fuego, presuntamente realizados después de ser asfixiadas, según un reporte inicial de la Procuraduría.
«Los dos cadáveres quedaron en un lugar público, se encontraron desnudas, y esto con la legislación que tenemos ahorita en el distrito federal, nos da pie y nos obliga a iniciarlo como feminicidio», dijo Mancera.
Entretanto, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó en un comunicado «consternación y repudio» por los crímenes y pidió a las autoridades no descartar ninguna hipótesis sobre los móviles.
«Hemos acumulado experiencia suficiente en estos años, como para que no se prejuzgue de antemano ningún hecho contra un periodista hasta que las investigaciones sean exhaustivas y concluyentes», señaló el presidente de la SIP, Gonzalo Marroquín.
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