La violencia generada por las bandas del narcotráfico en Bolivia ha incrementado la preocupación de políticos, medios de comunicación e, incluso, la Iglesia Católica. De acuerdo a los últimos reportes, el país estaría encaminándose a una situación como la que vivió Colombia y México.
El exministro del Interior de Bolivia, Saúl Lara, afirmó que el nivel de violencia inusitado en su país no es el único problema, ya que en la actualidad se registran constantes crímenes que no se conocían antes.
Asimismo, culpó al presidente Evo Morales del problema por permitir el aumento de los cultivos de hoja de coca.
Entre los casos más recientes están la captura del colombiano Carlos Noel Buitrago Vega, acusado de terrorismo y narcotráfico, y la de una banda peruana vinculada a asesinatos y secuestros.
Además, un tiroteo contra un abogado en las puertas de una Corte Judicial, la detención de sicarios brasileños y el hallazgo de 281 laboratorios de cocaína en 48 horas.
Todos estos casos se han producido en el departamento oriental de Santa Cruz, fronterizo con Brasil y Paraguay, donde, según algunos legisladores y la Policía boliviana, se han concentrado bandas rivales del narcotráfico.
Por su parte, la senadora Centa Rek explicó que la escalada de violencia va creciendo de forma sumamente rápida y el Gobierno usa la política del avestruz y oculta la cabeza, al negar la presencia de bandas de narcos de envergadura.
Según las informaciones internacionales, el actual presidente de Bolivia, quien aspira ser reelecto hasta 2020, continúa siendo el máximo jefe de los sindicatos productores de coca de la zona central del Chapare, donde hay cultivos ilegales de la planta, y que es la base de la producción de cocaína.
Esta semana, la oposición ha pedido de nuevo a Evo Morales que renuncie a esa relación sindical porque, según sus adversarios, desacelera la destrucción de los cocales, que se expanden a parques y reservas naturales protegidas. Desde hace años, la policía erradica al año 5 mil hectáreas de cocales y en 2010 la cifra ascendió a 8 mil.
Según el Gobierno, menos de la mitad de la coca es usada por el narcotráfico, mientras que la oposición cree que el 80% de la planta es desviada por las mafias y solo el 20% la usan los indígenas y campesinos para masticar la hoja y otros usos culturales y médicos.
Panorama
En lo que va del año, la policía antidrogas confiscó 13 toneladas de cocaína y 368 toneladas de marihuana. Desde enero han sido detenidas en Bolivia 2 mil personas por narcotráfico, incluidos 1.700 bolivianos, 47 peruanos, 34 colombianos, 26 brasileños y 20 españoles.
La expansión de cocales, según Saúl Lara, está ligada a una mayor producción de cocaína y la aparición de bandas que, en su opinión, son financiadas por carteles de la droga de Brasil y de Colombia.
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