Los prostibares de la denominada “Curva Maldita” invadieron los terrenos del Cementerio General de Pichari, en el Valle de los de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE). Las cantinas y cuartos construidos por los dueños de los locales funcionan con normalidad frente la pasividad de las autoridades y los pobladores de la zona.
Al respecto, Carlos Sánchez Uriol, responsable del Cuerpo de Serenazgos, precisó que se está trabajando en la normativa que disponga la reubicación de los locales a una zona estratégica.
“El alcalde Edilberto Gómez transmitió su preocupación a los funcionarios y ya se está diseñando el expediente que contempla la reubicación de los prostíbulos y cantinas que se encuentran en la zona de la curva. Es cuestión de tiempo para poner en marcha el proyecto”, detalló.
Agregó que la reubicación cambiará la cara del distrito y permitirá un mejor control y regulación de la seguridad y la atención en los prostibares.
“La única forma de regular y tener control sobre la actividad delincuencial y evitar la presencia de menores de edad en estos lugares es bajo la supervisión constante con operativos y sanciones de parte de la municipalidad, el Ministerio Público y el sector salud”, precisó.