Decenas de visitantes extranjeros y nacionales asistieron a los rituales ancestrales protagonizados por los jefes curacas y nativos asháninkas y matsiguengas del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) durante el Primer Encuentro Inter Étnico 2011 organizado por la municipalidad de Pichari, en la aldea de Otari.
En el evento participaron las comunidades nativas de Petirinkini, San Kiroshi, Gran Shinungari, Kabeni, Marontuari y Bievanashi de Pichari. También asistieron los representantes del pueblo San Pantuari, de Kimbiri, y de Anato, de Llochegua, en representación de la margen izquierda del valle del río Apurímac en Ayacucho.
Las actividades iniciaron con una colorida maratón de nativos asháninkas varones y mujeres, quienes partieron desde la plaza principal del distrito de Pichari. Al evento se unió el personal militar del Comando Especial VRAE.
El anfitrión y jefe curaca asháninka, Amadeo Barboza, los recibió con la milenaria bebida del masato (piarinchi), que se sirve en los ancestrales vasos en forma de cuernos (chuviarintsi). Posteriormente, los visitantes y lugareños participaron de un juego similar al vóley (chutankaverontsi).
Belleza nativa
La belleza también estuvo presente en la víspera, donde nueve señoritas provenientes de las diversas comunidades nativas compitieron en el Neventatsari Tsinani, mostrando sensualidad en sus intervenciones y originalidad a través de sus vestuarios típicos.
La ganadora del certamen de belleza fue Yurina Anaya Navarro, de 16 años, en representación de la comunidad de Sanpantuari del distrito cusqueño de Kimbiri. La adolescente cerró la noche bailando con el público, al ritmo de la agrupación Selva Alegre.
Otra de las actividades que concitó la atención de los visitantes fue el matrimonio asháninka, que en la actualidad aún mantiene su esencia original con cantos y danzas, los cuales estuvieron acompañados por abundante piarinchi (masato), caniri (yuca) y sinkuta (pescado ahumado).
En el evento también se desarrolló el ritual de agradecimiento y ofrenda a los apus Aratinka y Shiriantishi, cerros que a pesar de los años y la depredación ambiental, aún protege y brinda el sustento de animales silvestres para la caza a los pobladores de la zona.
Como se sabe, el mokaverontsi o encendido de fuego de manera ancestral también fue unos de los atractivos nativos más ovacionados, ya que con solo dos trozos de madera seca, algodón y paja seca generan fuego chispa tras chispa.
La práctica de tiro con flecha, canto y música, demostración de hilado de la cushma, preparación de exquisitos platos exóticos, venta de artesanía nativa y danza nativa también fueron aplaudidos y solicitados por los asistentes.
Las palabras de clausura las dio el burgomaestre picharino, Edilberto Gómez Palomino, quién emocionado por conocer de cerca las potencialidades ancestrales, reconoció la importancia de revalorar a los primeros pobladores del VRAE, a quienes se les viene desterrando de sus tierras sin mediar cuidados.
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