“Repelimos la emboscada terrorista, por eso no nos robaron el armamento”

La República. Atentado. Sobrevivientes del ataque del 4 de junio ofrecen su testimonio. Después de mucho tiempo, Sendero Luminoso asestó un golpe al Ejército en una localidad ubicada en el perímetro del Vrae. Esta es la historia.

“Nos dirigíamos a pie a un colegio de la zona de Choquetira (a la altura de Ccalapampa, distrito de Vilcabamba, provincia de La Convención, Cusco) para garantizar la seguridad y el orden en las elecciones, cuando a dos horas de camino fuimos emboscados con explosivos y ráfagas de metralleta”, relató a La República el suboficial EP Edwar Coronado Huamán, uno de los heridos durante el ataque senderista registrado el sábado 4 de junio a las 3 y 30 p.m.

“Salimos disparados por los aires y abrieron fuego para rematarnos. Pero repelimos la emboscada terrorista, por eso no nos robaron el armamento”, dijo Coronado.

No obstante el cusqueño Edwar Coronado (34) fue afortunado. Tres compañeros de la patrulla “La Vieja”, perteneciente al Batallón de Comandos Nº 116, de la Segunda Brigada de Infantería, cayeron abatidos por el fuego de los maoístas: los suboficiales Zósimo Cuyo Huamán, Rusber Albán Torres y Huilber Ángeles Casio.

Los subversivos sabían que la patrulla iba a pasar por el poblado, lo que explica por qué prepararon minas antipersonales con anticipación accionadas desde las laderas. De hecho, antes de que se produjera el atentado, una pareja de pobladores pasó sin novedad por el mismo lugar con una carga a lomo de mula, por lo que la patrulla  de ‘La Vieja’ –sobrenombre del jefe de la dotación, el capitán EP Juan Medina– se confió en que no había trampas. Era la segunda vez que recorrían ese camino, lo que es un indicio que los senderistas conocían de su desplazamiento.

“Todo fue cosa de segundos. Yo salí volando por la carga explosiva que causó lesiones a mis ojos y piernas –narró Coronado–. No podía ver ni moverme. Pero, con ayuda de otro compañero, logré arrastrarme, cogí mi fusil y empecé a disparar para repeler el ataque. Ellos disparaban sin descansar desde ambos lados, pero no lograron bajar para rematarnos porque respondimos con fuego”.

Los militares no transportaban material electoral, como se dijo en un primer momento.

Los fallecidos Huilber Ángeles, Rusber Albán y Zósimo Cuyo portaban un lanzagranadas MGI, un fusil de largo alcance y un equipo de comunicaciones, pero los terroristas no pudieron llevárselos porque no lograron doblegar a los efectivos.
En el intercambio de disparos, otros dos efectivos fueron heridos, los suboficiales Casimiro Arias Uretra y Charles Tananta Yumbato, quienes murieron al día siguiente, domingo 5 de junio.

Recién el lunes 6 de junio, debido a las dificultades geográficas y climatológicas de la zona, el capitán Juan Medina y los suboficiales Juan del Águila Cabrera, Edwar Coronado Huamán, Rubén Jiménez Vergara y Luis Atapáucar Maquera, todos con serias lesiones, fueron evacuados a Lima.

Las fuentes militares señalaron que el senderista que dirigió la emboscada fue Orlando Borda Casafranca, conocido como ‘camarada Alipio’, mando militar de la organización infiltrada en el valle de los ríos Apurímac y Ene (Vrae).

“La carga explosiva nos hizo volar a todos”

El suboficial de tercera EP  Wildo Cárdenas Aguilar, otro sobreviviente del ataque, relató cómo la patrulla consiguió que los senderistas no remataran a los heridos y confiscaran el armamento, como ha sucedido en numerosas ocasiones.

“Esta vez  los terroristas no pudieron robarnos armas porque respondimos con todo. Mi compañero (Régulo) Cruz (Bocanegra) y yo logramos ayudar al resto de la patrulla, porque la carga explosiva hizo volar a todos. Les grité que no soltaran sus armas y siguiéramos disparando, y así fue”, dijo Cárdenas. “Pero  al mismo tiempo me sentí impotente de no poder salvar la vida de mis compañeros heridos”, contó.

“Yo creo que eran como 30 ó 40 terroristas porque nos atacaron de ambos lados”, señaló el suboficial Luis Atapáucar Maquera: “Debido a la explosión, el capitán Medina cayó al precipicio y perdió el conocimiento. El fuego le ha quemado el rostro y no puede ver. Su estado es muy delicado”.

De acuerdo con fuentes del Hospital Central Militar, el capitán Medina se encuentra en el pabellón de cirugía con pronóstico reservado.

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